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7 de agosto, día glorioso para nuestro Ejército

Escribe: Bernardo Henao Jaramillo*.-

La célebre batalla en el puente de Boyacá es el antecedente de la creación de nuestro glorioso Ejército de Colombia y de la condecoración máxima que se concede en el país. Las subversivas farc, por más que tengan tratamiento favorable en la JEP, jamás ocuparán el sitial de honor del glorioso Ejército de Colombia.

El pasado 7 de agosto – 2021, conmemoramos la célebre Batalla del Puente de Boyacá, que nos permitió independizarnos del entonces yugo español. En aquella época, ya hace 202 años, por relatos y escritos de historiadores se nos indica que “en el lugar otrora conocido como la Casa de Teja, cerca al camino que conduce a Samacá, la División Realista es emboscada por el Ejército Libertador, comenzando la batalla, que a su vez se dividió en dos escenarios, un kilómetro al sur de la Casa de Teja en el puente sobre el río Teatinos o Boyacá, donde se enfrentaron las Vanguardias; y el otro, en la misma Casa de Teja, donde se enfrentaron las Retaguardias. Al cabo de dos horas de hostilidades, el Ejército Libertador copó a la división española”. Así fue como Colombia consiguió la independencia.

De esa célebre batalla es de rescatar y destacar la participación decidida, honesta y de total entrega para con la patria del joven soldado, preadolescente de escasos 11 años, Pedro Pascasio Martínez Rojas, quien capturó con la cooperación de otro soldado conocido como el Negrito José, al cobarde comandante de las tropas realistas Jesús María Barreiro, que huía de la batalla dejando a sus tropas en completo abandono. Nuestro joven soldado colombiano dio ejemplo de rectitud ante el cuantioso soborno que le ofreciera en monedas de oro para que le permitieran huir, contestándole al comandante español: “Ni todo el dinero del mundo podrá comprar la libertad de una nación”. El libertador Simón Bolívar ordenó una compensación de 100 pesos y le ascendió a sargento. Lo triste de la historia es que su pensión se embolató y escasamente recibió tan solo un peso cuando mediante la Ley 93 de 1885 se le concedió. Solo se sabe que alcanzó a cobrar sólo ese monto. Hoy existe y se hace entrega de la medalla que lleva su nombre a aquellas personas que trabajan en la recuperación de valores éticos ciudadanos que conduzcan a prevenir la corrupción; por supuesto se le adelantó por más de doscientos años al Movimiento Verde que promovió su marcha contra la corrupción.

La célebre batalla en el Puente de Boyacá es el antecedente de la creación de nuestro glorioso Ejército colombiano y de la condecoración máxima que se concede en Colombia, en distintos grados. En ese entonces, el 23 de Julio de 1810, se creó el primer cuerpo armado con el nacimiento del Batallón de Infantería “Voluntarios de la Guardia Nacional” al mando del teniente Coronel Antonio Baraya, que terminó su vida como prócer de la República, siendo fusilado el 20 de julio de 1816. Sin embargo, fue hasta la Constitución política de Rafael Núñez, en los albores de 1886, que la institución armada tuvo su reconocimiento.

Son más de doscientos años de existencia de nuestro Ejército y su participación en el acontecer nacional le tiene hoy como una de las instituciones más respetadas y reconocidas en Colombia y en el exterior. Si algo es contundente y claro, es que la democracia nuestra se mantiene erguida y firme por el papel que cumplen nuestras FF.MM. y de policía en defenderla.

No obstante, soplan vientos que anticipan tormentas fuertes e incluso hasta tsunamis, a las que se pretende someter y vilipendiar a nuestras gloriosas FF.MM. y de policía. Ciertos movimientos globalitas y las minorías resentidas de la izquierda, destacadas por ser cercanas y amigas del ocio y el vandalismo se han dado a la tarea de desprestigiarlas endilgándoles señalamientos y acusaciones muchas de ellas carentes de pruebas, otras más bien inventadas en la era de las fake news, también conocidas como noticias falsas.

Hay también un tratamiento en materia judicial que inquieta y preocupa. Cursa en la JEP el macrocaso No. 3 denominado “Asesinatos y Desapariciones Forzadas Ilegítimamente Presentados como Bajas en Combate por Agentes del Estado” más conocido como “falsos positivos”. En él se ha dejado conocer, en dos autos de imputación, la eventual responsabilidad de militares que les endilgan haberlos cometido. Vendrán otros más, ya que este macro caso lo integran 6 subcasos. De todas formas, no debe olvidarse que, en materia judicial por claro mandato constitucional, a las personas les cobija su presunción de inocencia, así fuere que se acogieron a dar aporte de verdad y confiesan haber ejecutado y, hasta tanto no se sentencie a fondo, no podrá jamás generalizarse para enlodar la gloriosa institución.

Ahora bien, de llegar a encontrar, como seguro lo será, no en el cuantioso número que se indica de 6.402 presuntos casos, sino de seguro en número mucho menor, la autoría y responsabilidad en esos execrables crímenes, serán de autoría individual, pero nunca jamás institucional.

Lo que a todas luces es inadmisible es que la justicia haga de un asunto supremamente delicado en materia judicial todo un circo al llevar este caso a comentarlo dizque al calor de un café virtual, como consta en un video.

Este es otro paso más de la justicia espectáculo y el presidente de esa corporación está llamado a tomar cartas en el asunto y hacer cesar de inmediato esta clase de actuaciones, más bien de carácter chismoso-radial que propiamente judicial. La justicia no está hecha para tomarse al calor de un tinto, hay que cesar tanta ridiculez.

Es tan parcializada la entrega radial de la magistrada Catalina Díaz de marras, por cierto muy sonriente en la presentación radial, que se esmera en explicar que la criminalidad de las farc en el caso No. 1 más conocido como secuestro extorsivo que de toma de rehenes como finalmente se le bautizó, para dejar un asomo de favorabilidad que no le queda nada bien a quien funge como operador judicial para centrarse, eso sí, en el caso No. 3, llegando al extremo de prejuzgar e insinuar la presunta existencia de una conducta criminal predicable al parecer de la institución militar y del gobierno de turno en aquel entonces; por supuesto todo un despropósito.

Extraña también el pronunciamiento del señor fiscal general frente a la situación del general (RA) Mario Montoya. Esa decisión de modificar la circular expedida entonces por el encargado fiscal Fabio Espitia que tan sólo permitía avanzar en la investigación, es una actuación que seguro no pasará el examen final ante el Consejo de Estado, quien debe y está llamada a anularla, como se demandará en su momento, pues es cuestionable que se crea que está facultado para hacerle imputación como presunto determinador. Acá no se va a presentar choque de trenes.

En definitiva, los soldados colombianos son los héroes del ayer, el hoy y del mañana. Las entonces subversivas farc, que siguen vivas y amparadas bajo el nombre de “Los Comunes”, por más que tengan tratamiento favorable en el organismo creado e impulsado por ellas como lo expresó Rodrigo Echeverri, jamás conseguirán estar en el sitial de honor del glorioso combatiente y protector de los derechos humanos como son los soldados de la patria colombiana.

Pildorita. Así haya absuelto la Comisión Legal de Investigación y Acusaciones de la Cámara de Representantes al expresidente Juan Manuel Santos por la financiación de su campaña con recursos provenientes de Odebrecht, nada hará que cambie el fallo ya emitido por el común de los ciudadanos, acontecerá igual que en el 8.000, la sanción social prevalecerá.

** Bernardo Henao Jaramillo, Abogado y presidente de la asociación Únete por Colombia.

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