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Alerta en Colombia, escuchemos el campanazo de Perú

Escribe: Bernardo Henao Jaramillo*.-

La petición de anulación de 200.000 votos en Perú poco se cree que consiga modificar el resultado. Pero, puede suceder. (EFE)

El modelo castrista exportó su revolución silente y esta victoria en Perú para los fines de ellos, es a la vez un gran campanazo para Colombia.

Hasta el momento de escribir este artículo el Grupo de Puebla, frente del Foro de Sao Paulo, está de plácemes porque consiguió hacerse con el poder en el Perú a través de un proceso electoral, en el que está pendiente desatar las impugnaciones presentadas. Cuando se contabilizaron el 100% de las actas para la escogencia de presidente y vicepresidente por parte de ONPE, en reporte conocido a las 00:50 horas del 13 de junio, el Partido Político Nacional Perú Libre, con su candidato Pedro Castillo obtiene 8.833.185 votos (50.140 %), mientras que el Partido Fuerza Popular con su candidata Keiko Fujimori consiguió 8.783.765 (49.860 %).

En materia electoral, gústenos o no, sabido es que por regla general quien denuncia a la postre termina perdiendo. Casos como los de Donald Trump y Alan Gore, para solo mencionar dos, así lo confirman. En tal sentido la petición de anulación de 200.000 votos en la reciente elección de segunda vuelta, que corresponde a 802 actas que, se dice, están bajo acusaciones de irregularidades y fraude en mesa, poco se cree que consiga modificar el resultado. Pero, puede suceder.

En definitiva hoy por hoy, un completo desconocido del que apenas se empieza a conocer su nombre, así se solicite que no se le coloque la banda presidencial hasta no concluir y decidir las impugnaciones, como lo expusiera un nutrido grupo de expresidente latinoamericanos, no se dude, será acreditado e investido como el nuevo presidente de los peruanos. Los empresarios y otros sectores que ya anticipan las desgracias por venir, hoy se rompen sus vestiduras y analizan los resultados tratando de encontrar toda clase de culpables, lo que ya poco les servirá. Perú ingresa al grupo de países que reversará todo su crecimiento y expansión y entrarán seguro, a ser en corto tiempo, un nuevo espejo y pálido reflejo de lo ocurrido en Venezuela.

Ese resultado es obra y gracia de un trabajo socarrón de la izquierda radical internacional. Bien se conoce que el modelo castrista exportó su revolución silente y esta gran victoria electoral para los fines de ellos, es a la vez el gran campanazo que se impone escuchar en Colombia, para impedir que el último bastión que defiende su democracia, como es nuestra hermosa patria, caiga en las garras del populismo y el mal denominado socialismo del siglo XXI, que no es más que puro comunismo disfrazado.

La “letra con sangre entra”, decían antiguamente los mayores y vaya si forjaron gente con esa clase de disciplina, a la que ahora se le conoce como maltrato, más con todo sí logró que los estudiantes se esmeraran en aprender y asistir puntualmente a las aulas de clases, el respeto a la autoridad y el amor por su país. Actualmente los estudiantes, en gran parte adoctrinados por Fecode –siguiendo el programa estratégico del Foro de Sao Paulo–, se encuentran “formándose” en las calles o en sus casas, pues aquéllos no están dispuestos a dictar clases, menos presenciales, y en su forma más arbitraria y abusiva incumplen sus deberes y obligaciones de educar, para, en cambio, aleccionar a los escolares en métodos que ningún provecho les va a representar en su futuro. Odio es lo que transmiten. Entonces, su salario no tiene ninguna justificación.

El resultado electoral, no tan inesperado en el Perú, nos transmite un arrollador sonido de que nos llegó el momento claro y preciso de la unidad. Queda poco tiempo para estar en elecciones de Congreso y presidenciales. Por supuesto, la primera medida que se impone es impedir que los integrantes de Fecode puedan ser y actuar como jurados de votación. Con el video conocido en este junio 10, que reproduce las manifestaciones del presidente de ese sindicato de maestros Nelson Alarcón, es obvio que les transforma, de hecho, en un movimiento político que los inhabilita para ejercer tan delicada responsabilidad. Se advierte un evidente conflicto de intereses para esa participación futura.

Adicionalmente, la autoridad colombiana está en completa mora de dar curso a una investigación al directivo sindical por estar infringiendo, con su expresa y puntual manifestación, norma del Código Sustantivo del Trabajo, como es su artículo 379 literal h) que reza: “Artículo 379. Prohibiciones. Es prohibido a los sindicatos de todo orden: (…) h) Ordenar, recomendar o patrocinar cualesquiera actos de violencia frente a las autoridades o en perjuicio de los (empleadores) o de terceras personas.”

La segunda e indelegable tarea que nos corresponde es preparar todo un ejército de testigos electorales a lo largo de todo el territorio nacional. El testigo electoral es la persona que cumple con un deber ciudadano y garantiza que no se presenten en las mesas de votación distintos intentos de fraude y de presenciarlos deja las constancias respectivas. Nuestra democracia se cuida, protegiendo y vigilando el voto libre.

Crucial es llegar a donde no lo hemos hecho. Ese grito de desesperanza que ya se escucha desde el sur no puede pasar desapercibido. No podemos, como tantas veces lo hacemos, por exceso de confianza, prudencia o pereza, o en fin por cualquier otra razón, no escucharlo. Llegó el momento de la acción, no se piense que desde las redes virtuales con repetición de mensajes y sin ningún análisis se ganará la contienda. No podemos ni debemos seguir actuando solo para los que ya estamos convencidos de los peligros y riesgos latentes; nos toca, sin duda alguna, acercar a los indecisos y a los abstencionistas, entre otros.

Es hora de hacer terminar el paro. No se puede continuar en la senda del desorden y la destrucción que iniciaron, primero, desde noviembre de 2019 y, ahora, desde abril 28 de 2021, los organizadores de este infernal y abusivo paro destructor de vidas y de la economía nacional, principal causante del aumento del Covid-19 y del empobrecimiento que se incrementa entre los colombianos. En difíciles momentos hay que recordar que: “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados, sino la indiferencia de los buenos”, (Martín Luther King).

* Bernardo Henao Jaramillo, Abogado y Presidente
de la asociación Únete por Colombia.

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