Escribe: Carlos Alberto Carvajal Maldonado.-

No importa lo que haya que hacer, –incluso rituales satánicos–;, ni lo que cueste, pero hacer daño y destruir a los demás es algo común.
En el mundo y desde el mismo comienzo de la humanidad, siempre ha existido la maldad, como producto de la envidia, el egoísmo, los celos, y en general, las bajas pasiones.
Eso dio lugar a que un Periodista se dedicara a investigar, por más de 40 años, muchos aspectos relacionados con la maldad de ciertas personas.
En calidad de publicista y diseñador gráfico, el autor resultó prestando sus servicios a uno de estos personajes mal llamados parapsicólogos, cuando corría el año de 1973, y poco a poco fue conociendo más personajes de esta talla. Y esperándolos en sus salas, sin quererlo fue conociendo a través de los pacientes y de los mismos sujetos, historias realmente espeluznantes que poco a poco fue recopilando en su mente, sin tener como meta, –en ese entonces–, poder plasmarlo en una obra, todo o parte de las vivencias recopiladas.
El autor, aparte de ser publicista y diseñador gráfico, también lleva más de 46 años ejerciendo el periodismo, profesión que le permitió conocer muchos engaños a través por ejemplo de los Horóscopos que publicaban los diarios y se transmitían por la radio y la televisión. También conoció que cartas, testimonios, temas especiales sobre posibles protectores energéticos eran parte de una publicidad engañosa, que rayaba en la desfachatez al hacerle creer a un paciente que tenía garantizada la protección contra todo mal y peligro y de por vida.
Y de por vida –según lo afirma–, era y es la garantía que ofrecen todo tipo de iglesias frente a la salvación de su alma por medio de los “buenos” oficios de los pastores, que utilizando la palabra y la creencia en Dios, se enriquecen a diario a través de un diezmo, –que como dice el autor–, ya no aparece en el Nuevo Testamento.
Inquieto, estudioso y muy observador y analítico, el autor se interesó en el tema de la parapsicología y confiesa abiertamente que sin ser parapsicólogo ni algo parecido, fue llamado a dirigir revistas como El Exorcista, Enigmas y Mente y Mundo, en Colombia y Sexto Sentido en México, publicaciones donde se trataba el tema y se tejían historias fantasmagóricas, dramáticas e insólitas.
Confiesa ser católico y creer en Dios, pero rechaza que la Iglesia Católica haya convertido el Evangelio y la Eucaristía en un gran negocio, al cobrar desde el bautismo hasta la extremaunción.
Obviamente rechaza igualmente las otras iglesias y sectas que utilizan la Biblia para robar en nombre de Dios. Al respecto recuerda que fueron muchos los casos que conoció de personas que fueron desangradas por estas iglesias, hasta llevarlas a la ruina total.
Cualquier día le pregunté sobre la parapsicología y el rechazo que sentía por la misma, y en forma enfática me contestó: “La parapsicología es una disciplina que se dedica al análisis de los fenómenos para normales y abarca los sucesos que no pueden ser explicados por la Psicología. Y no rechazo la Parapsicología porque es una ciencia; rechazo a aquellos que se escudan en esta ciencia para cometer fechorías, es decir, que se hacen pasar por Parapsicólogos, se declaran científicos y hacen creer a los incautos que tienen poderes especiales para ayudarle a alguien a solucionar sus problemas”.
Lo cierto es que el autor, durante más de 40 años recopiló información, para poder escribir esta obra basada en todo lo que escuchó y vivió. Por eso la obra se convierte en una especie de denuncia, no solo contra los llamados parapsicólogos, sino contra pastores de iglesias, escuelas de prostitución, micro traficantes y otros delitos.
Tuve la oportunidad de leerla y comprobar que la obra no contiene más del 10% de ficción, y que la idea del autor es sentar un precedente sobre la existencia de algo que muchos conocen, pero aun así, siguen creyendo y cayendo.
No les cuento más, pero vale la pena leerla y recrearse con todos los personajes que contiene y que arman todo un contexto fascinante, terrorífico e ilustrativo sobre una realidad que no podemos ocultar fácilmente, porque para mí es una obra de servicio a la comunidad.