Escribe: Orlando Espinosa Triana

Hoy vi como el
fanfarrón y arrogante bárbaro Jaramillo, salía con su trasteo de la Alcaldía
que el creía era de su propiedad; le acompañaba una caja vieja de cartón
seguramente la testigo de sus agresiones verbales a sus pobres funcionarios;
seguramente también testigo muda de los tratos y negocios con el impresentable
diablo Girón. Esa caja vieja que vi hoy salir de la oficina del bribón que por
fortuna ya se va, es la muestra inequívoca que todo lo que sube baja y nada se
queda suspendido en el espacio porque finalmente toca tierra, unos suavemente
porque suben y bajan cargados de humildad y honestidad y otros bruscamente que
chocan contra el piso, porque subieron y bajaron con arrogancia y corrupción..
Hoy el bárbaro regresa a su estado normal de ciudadano, pero con graves
pecados a sus espaldas, que jamás olvidaremos, y como si lo anterior fuera
poco, también destruyó la ciudad, la endeudo de manera despiadada con los
bancos que lo condecoraron, aumentó sin piedad los servicios públicos, el agua
la ajustó con dos recibos al mes, el servicio de aseo lo aumentó terriblemente,
seguramente para cumplirle a su compinche el diablo Girón, y la estafa de
Ibagué Limpia, siguió igual, las acciones simplemente aumentaron un poco para
justificar la trepada de este servicio, pero su pecado original siguió igual,
empresa privada y no como empresa público-privada según la verdadera
autorización del Concejo de la ciudad, es decir, con mayoría accionaria del
sector público y no del sector privado como torcidamente quedó, Interaseo (?) e
Interaseo (?) es la cuerda que conduce a la verdad, y que Jaramillo el bárbaro
silenció. ¿Por qué? Debe responder a las autoridades, igual que debe responder
por el nuevo elefante blanco del acueducto alterno, y del ¿porqué guardó los
dineros de los escenarios deportivos para Ibagué y el por qué no los invirtió?,
y si hubo glosas del interventor en el tema del alumbrado del estadio. ¿Por qué
el bárbaro Jaramillo no las atendió?
Ahora bien, el enredo tan monumental en que dejó al Municipio por la construcción de diversas obras en predios privados no tiene registro histórico en la ciudad; de esta situación es la Fiscalía la que está obligada a investigar, porque los entes de control municipal guardaron silencio, finalmente debo expresar mi enorme felicidad por el regreso de la decencia a la Alcaldía de Ibagué. Buena suerte para mi amigo Andrés.