Escribe: Diana Esperanza Guzmán.-
¿Y qué pasa con la gente “decente” que se niega a pagarle a quienes le sirvieron?… O mejor: ¿Será “decente y honesto” a aquel que roba a sus semejantes como lo hacen la mayoría de los políticos?
Gustavo Bolívar, no es más que el incendiario del país, el que ha hecho lo más despreciable que un ciudadano colombiano puede hacer: buscar a los jóvenes víctimas de la drogadicción, desocupados y sin aspiraciones y a los enfermos de odio para luego utilizarlos para la destrucción del país, siguiendo los libretos del comunismo/socialista.
Gustavo Bolívar, es un sinvergüenza que no ha hecho propuestas en pro de la juventud desde el privilegiado puesto en al que unos colombianos, también engañados, lo colocaron.
¿Qué explicación puede dar a sus acreedores después de llenarse los bolsillos con series que registraron a un país de putas y narcotráfico ante los ojos extranjeros, construir un lujoso hotel con trabajo de un amigo al que a pesar de quebrarlo económicamente no le pagó, a pesar de estar devengando un altísimo e inmerecido salario como senador, donde además de estilar veneno no hace otra cosa para no pagarles?
La verdad; de decente no tiene nada; es un hombre despreciable y tramposo. Claro, pertenece a la Colombia inhumana y es el escudero del incendiario Petro.
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NOVEDAD LITERARIA
