Escribe: Luis Alejandro López

La Salud en Colombia sigue de mal en peor a pesar de los “remiendos” que hacen los gobernantes por mejorarla.
Durante la Conversación Regional que se cumplió el viernes anterior en Villavicencio, el mandatario de los colombianos anunció la sanción de la Ley 2015 de 2020, mediante la cual se crea la Historia Clínica Electrónica Interoperable.
Según el mandatario, éste es un instrumento que impulsa la telemedicina en el país y mejora estructuralmente los servicios de salud para los colombianos.
Durante el “gobierno” del comunista “Chucky” Santos, a este nefasto personaje se le llenó la boca diciendo que había ampliado la cobertura a nivel de afiliados al Régimen de Salud.
Me pregunto: ¿De qué sirve ampliar la cobertura, es decir, afiliar a más ciudadanos si no se contrata el personal idóneo y necesario para atender las necesidades de la población cada día más enferma porque el Sistema de Salud carece de programas preventivos?… ¿De qué nos sirve este Régimen de Salud si las EPS y las IPS no tienen convenios con centros hospitalarios donde puedan suplir las diversas necesidades del paciente?… ¿De qué le serviría al pueblo la Ley 2015 de 2020, que habla de la Historia Clínica en línea si los centros asistenciales no cuentan ni con el personal ni con los recursos?… ¿Por qué algunos médicos y funcionarios se creen dueños de los centros asistenciales y llegan incluso a la humillación del paciente?
Y aquí quería llegar motivado por denuncias que nos llegan a nuestro correo y a comentarios que se escuchan en las salas de espera de estos centros asistenciales.
Hace unos días, me llamó la atención los comentarios que se hacían sobre la atención irregular de un “médico” que presta sus servicios en el Hospital San Francisco de Ibagué.
Algunos usuarios decían que este señor actuaba “como si fuera el dueño del Hospital”, y profundizando en el asunto, el médico se limita a lo básico de la consulta. Según una usuaria, la consulta le fue atendida por el “medico”. La paciente es diabética y sufre de otras enfermedades derivadas justamente de su enfermedad primaria. Debido a un cruce de citas médicas en diferentes sitios y ciudades, había perdido una cita con el Programa de Promoción y Prevención donde recibía la fórmula para sus medicamentos básicos. Eso era lo esencial para esta paciente porque sus medicinas –tiras para glucómetro, insulina y otros medicamentos–, se le habían agotado. El “medico” después de argumentos absurdos le renovó la fórmula, le tomó la presión y le colocó solo una vez el fonendoscopio diciéndole que estaba bien del corazón. ¿Era suficiente colocarle este instrumento solo una vez para deducir que la paciente estaba bien del corazón?
Pero ahí no para todo. Cuando ya el “medico” terminó su auscultación, la paciente ilusionada quiso hablarle de sus “otros males” –dolores musculares, agrieras, problemas de tos y otros más–, pero el “medico” le dijo que ya la consulta había terminado.
Cuando la paciente revisó la fórmula, encontró que el número de medicamentos –tiras, lancetas y agujas– eran insuficientes de acuerdo a lo ordenado por el Endocrino, pero el “médico” le dijo que lo que le había ordenado ya era suficiente y que no necesitaba tantos medicamentos.
Con el rabo entre las piernas, –como perro regañado– la paciente se retira, sintiéndose obviamente humillada por haber perdido el tiempo, el dinero que pagó en transporte para atravesar la ciudad y con la tristeza de no haber obtenido ni siquiera una pastilla para sus dolores.
¿Por qué un paciente no puede referirle a un médico más de una dolencia?… ¿Por qué le niegan los medicamentos más esenciales?… ¿Será que el valor de estos medicamentos e incluso los exámenes corre por cuenta de estos facultativos?… ¿Quién vigila la calidad en el servicio en estos centros asistenciales?
Con toda la razón al “médico” … ahora lo catalogan como el “nuevo dueño” del Hospital San Francisco, un Hospital que luego de la gerencia de Jesús María Botero fue uno de los mejores, diligentes y efectivos de la ciudad, pero que luego, con la llegada del exalcalde Jaramillo, se convirtió en otra de las mal llamadas “ollas de la salud”.
¿Estos “médicos” deben trabajar para el paciente o para sus jefes políticos? Y lo digo con conocimiento de causa, porque allí, en el mismo San Francisco, sigue “trabajando” un médico que se pasea mucho por los pasillos y que para las elecciones anteriores estuvo haciendo publicidad política, entregando a sus pacientes tarjetas y volantes a favor de un tal Gonzalo Parra, un funcionario de la Alcaldía de Ibagué de la línea de Jaramillo.
La Superintendencia de Salud y Obviamente el Ministerio de la Protección Social deben vigilar más de cerca estos centros asistenciales donde la atención es mala, la negación de las citas con especialistas por parte de las EPS e IPS es insuficiente porque nunca hay agenda, y en las farmacias, cuando el paciente extiende una fórmula, le hacen firmar de recibido; luego el funcionario se retira supuestamente a traer la medicina, pero regresa a los diez minutos a decir que “no hay”, que debe ir después o que es un medicamente de alto costo y que “no hay convenio con farmacias de alto costo”… ¿A dónde va a dar esa droga que le niegan al paciente?
Son muchos los problemas que el pueblo colombiano sigue teniendo a nivel de la Salud y de nada nos sirve que el gobierno Duque haya ordenado el pago de las deudas de los Hospitales y EPS o que sancione leyes nuevas para beneficio del paciente si los funcionarios y algunos “médicos” se creen dueños de dichas instituciones como está sucediendo en Ibagué en el Hospital San Francisco.