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El peligro de un régimen de bancada única

Escribe: José Gregorio Martínez*

Gustavo Petro se encamina a iniciar un gobierno prácticamente sin oposición, tras la decisión tomada por varios partidos de centroderecha que conformaban la bancada oficialista de Iván Duque. (EFE)

Con la designación de Álvaro Leyva Durán como canciller de Petro, llegó el anuncio del Partido Conservador de no hacer oposición. El pasado domingo 26 de junio se sumó el Partido de la U al nuevo oficialismo, al igual que ya lo había hecho el Partido Liberal, mientras Cambio Radical mantiene la puerta abierta. ¿Quién garantizará el equilibrio democrático?

Si la complicidad de la oposición venezolana con la dictadura chavista despertaba indignación, parece indescriptible la repulsión que genera el comportamiento de los partidos colombianos de centroderecha que tenían el compromiso de conformar una coalición opositora frente al gobierno del izquierdista Gustavo Petro y han dejado atrás sus consignas como “Cuidado con el 2022” o “Petro nunca será presidente” para finalmente dejarlo sin oposición con tal de acomodarse en una administración que llega con propuestas totalmente antagónicas. No hay doctrina, no hay principios, no hay ideología. Solo la necesidad de seguir viviendo de la política. Para muchos, con no ser perseguidos se dan por bien servidos, otros, más ambiciosos, se apuntan a ese festín llamado “acuerdo nacional” pensando en la repartición de cargos.

Colombia no cambió. Gustavo Petro ganó la Presidencia con una campaña de guerra sucia evidenciada en los ‘petrovideos’, con las mismas maquinarias partidistas de siempre y con una enorme deuda con todos los que lo apoyaron. Fue, en el argot de la política local, la puesta en práctica del “todo vale” o, dicho de otra forma, la aplicación de la popular frase atribuida a Nicolás Maquiavelo: “El fin justifica los medios”.

Se bajaron los pantalones

El resultado de la elección también demostró que esta repulsiva forma de hacer política no es exclusiva de la izquierda colombiana. En la otra acera ya hubo muchos que se bajaron los pantalones. Pero no de la forma literal y grotesca como lo hizo Antanas Mockus durante la instalación del Congreso en 2018. Esta nueva bajada de pantalones es, sin duda, mucho más indigna. Es una muestra de la prostitución de la política colombiana, pues quien traiciona sus principios y a sus electores no se diferencia en nada de quien vende su cuerpo al mejor postor.

Y no se trata de hacer oposición por hacer oposición. Es naturalmente sano y comprensible apostar por el bienestar de un país y respetar la voluntad popular. Gustavo Petro merece, como todo mandatario, su luna de miel de los primeros cien días para que la opinión pública pueda apuntar con claridad hacia dónde se dirigirá su gobierno. Sin embargo, la oposición es un pilar fundamental del equilibrio democrático y los 10,5 millones de electores que se expresaron en contra de la opción vencedora esperaban contar con la representación de una coalición de los partidos que no comulgan con las ideas socialistas que conforman el programa de gobierno de Petro: mayor gasto público, más impuestos y un Estado más grande.

El “acuerdo nacional” para dejar a Petro sin oposición

Del excandidato Rodolfo Hernández –quien no hará oposición a Petro– no se esperaba mucho. Su posición ideológica no ha sido clara y –aunque con sus matices y mayor apertura al libre mercado– se acercaba a las propuestas del hoy presidente electo. “Los líderes de opinión como Rodolfo Hernández o Marelen Castillo son absolutamente irrelevantes. Son fruto de una coyuntura electoral. Nada más. Ellos no representan a nadie”, dijo en una reciente entrevista con PanAm Post el abogado y profesor universitario Rodrigo Pombo.

Del Partido Liberal dirigido por el expresidente César Gaviria se esperaba cualquier cosa. Aunque no deja de sorprender la rapidez con la que saltó de respaldar en primera vuelta la opción de centroderecha que representaba Federico Gutiérrez al gobierno de izquierda de Gustavo Petro. Tal parece que el objetivo de esta organización era estar con el gobierno de turno fuera cual fuera.

Pero lo que supera cualquier capacidad de asombro es la posición asumida por partidos de centroderecha que hoy hacen gobierno con Iván Duque y que tenían el compromiso de conformar una oposición seria para garantizar el sano equilibrio democrático. Lo que en Colombia se llama popularmente “mermelada” hoy empalaga al punto de la repulsión. Con la adhesión en cadena de casi todos los partidos al nuevo oficialismo, el Congreso colombiano no estará muy distante de lo que hoy es la Asamblea Nacional de Cuba, el parlamento chavista de Venezuela o el Legislativo sandinista de Nicaragua.

El Partido Liberal sin liberales y el Partido Conservador sin conservadores

Así, Gustavo Petro ha ido celebrando la incorporación a sus filas no solo del Partido Liberal sino también del Partido Conservador, el Partido de la U y algunos congresistas de Cambio Radical, con la posibilidad de un acuerdo general que gestiona el senador del Pacto Histórico Gustavo Bolivar. Ya lo dijo recientemente a PanAm Post el analista Rodrigo Pombo: “El Partido Liberal se quedó sin liberales y el Partido Conservador se quedó sin principios”.

Al tiempo que se anunciaba la designación de Álvaro Leyva Durán como el canciller de Petro, se hacía público el anuncio del Partido Conservador de no hacer oposición a la nueva administración. El nuevo ministro de Relaciones Exteriores, que se desempeñó como facilitador de las negociaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y la narcoguerrilla de las farc, viene del Partido Conservador, del que además fue su presidente. ¿Casualidad?

El Partido de la U se va con Petro

El que fuera guerrillero del M-19 y despertaba temor en los partidos de centroderecha sigue sumando apoyos que durante la campaña eran impensables, hasta el punto de dirigirse a arrancar un gobierno prácticamente sin oposición. El Partido de la U decidió este domingo 26 de junio, “ser parte de la coalición parlamentaria del Gobierno electo”. Gustavo Petro celebra que para su investidura el próximo 7 de agosto ya contará con un Congreso casi en su totalidad arrodillado a sus pies y que ha decidido darle un cheque en blanco.

Cambio Radical con un pie en el oficialismo

Hace pocos días se conoció la noticia de que nueve congresistas del partido de centroderecha Cambio Radical estarían poniéndose a disposición del gobierno electo, y con estas contradictorias alianzas desde todo punto de vista, no se descarta que este partido sea el próximo al que Petro le dé la bienvenida en sus redes sociales.

El senador Gustavo Bolívar señaló hace unos días que había conversaciones entre “Germán Vargas y el presidente Petro”. En la columna publicada este domingo 24 de junio en el diario El Tiempo, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, jefe de Cambio Radical, marcó algunas diferencias con el proyecto de Petro pero dejó abierta la posibilidad de sumarse al “acuerdo nacional” propuesto por el mandatario electo al señalar que “se percibe un buen ambiente”.

Todos contra el uribismo

Con este escenario estaría quedando Petro –de momento– prácticamente sin oposición, salvo el Centro Democrático, que lo necesita en la otra acera para mantener su discurso de polarización contra el uribismo. Si bien el expresidente Álvaro Uribe aceptó reunirse con Gustavo Petro en representación de su organización política, le dejó claro que lo que se pondrá sobre la mesa serán “dos visiones diferentes de una misma patria”.

Por lo pronto, estos partidos parecen apostar por darle un voto de confianza a Petro en el inicio de su gestión, pero el panorama no deja de preocupar al mostrar similitudes con los poderes legislativos de regímenes autoritarios como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde el caudillo se asegura el control total del Estado con un parlamento de bancada única a su entera disposición.

* José Gregorio Martínez, Periodista venezolano dedicado a las fuentes de Política y Economía. Editor jefe de PanAm Post. Experiencia previa en medios como NTN24, El Mundo Economía & Negocios, Diario La Verdad y Globovisión.

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NOTA DE LA DIRECCIÓN: Colombia debe enterarse lo que ha sido a través de la historia, la mafia transnacional comunista/socialista, una multiplicación de células terroristas y mafiosas que amenazan los pueblos del planeta, hasta apoderarse de ellos con sus dictaduras. Colombia hoy está amenazada por ésta mafia y sus cabecillas son: Gustavo Petro, “comandante Aureliano” y Juan Manuel “Chucky” Santos, entre otros. Valdría la pena leer el libro “La gran farsa de la izquierda” que le haré llegar COMPLETAMEENTE GRATIS a todo aquel que lo solicite al correo

literaturaenlinea1@hotmail.com

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