Escribe: Luis Hernando Granada C.*.-
Para muchos –y especialmente para el hombre del común– resulta inexplicable que no se conozcan cifras reales sobre el número de muertos que ha dejado a través de la historia el comunismo/socialista, pero cuando se profundiza un poco sobre la indeleble huella que dejan estos psicópatas, se llegan a aproximaciones y a concluir que por todas partes, ellos, –los capos y líderes–, compran lo que sea con tal de lograr su cometido. Magistrados, jueces, periodistas, empresarios y gente que les convenga son “comprados” por esta mafia. A muchos no les interesa una causa o el hecho de tener que defender una patria; los mueve es el dinero, tal como ha sucedido en Colombia con muchos artistas ya decadentes a los cuales les ofrecen una gruesa suma de dinero para que hable bien de estas alimañas.
Otra posible respuesta –según lo afirma Ilya Somin, Profesor de leyes en la Universidad George Mason, en una columna publicada en PanAm post, refiriéndose a los asesinatos en China–, “es que la mayoría de las víctimas fueron campesinos chinos, personas que están cultural y socialmente distantes de los intelectuales y figuras mediáticas occidentales que tienen la mayor influencia sobre nuestra conciencia histórica y cultura popular”.
No se equivoca Somin, porque si nos trasladamos a Colombia y hacemos un retroceso en la historia, a los campos llegaban y siguen llegando estas bestias, que aparte de robarse las gallinas, las reses y otros productos, se dedican a violar a inocentes campesinas especialmente menores de edad, para luego lanzar su sentencia o amenaza: “tienen 24 horas para abandonar este lugar”… “Si no lo hacen, todos morirán”. Había que elegir entre la vida o la muerte; entre la tenencia de un pedazo de tierra o la miseria en cualquier parte donde pudieran llegar. Hoy en día, las mal llamadas “disidencias” –que solo existen para los grandes medios de información comprados– siguen apoderándose de la tierra, desterrando a sus habitantes o en el peor de los casos, masacrándolos, al igual que lo están haciendo el eln y otros grupos narcoterroristas, que componen lógicamente el brazo armado de la mafia transnacional comunista/socialista.
Durante el régimen de Mao Zedong, el número de muertos se calculó inicialmente en 50 millones, pero cifras más recientes nos hablan de 65 millones. Unos se murieron de física hambre y otros, los que no comulgaban con el régimen eran ejecutados.
Ilya Somin afirmó en su columna: “A diferencia de los días de Mao, hoy en día muy pocos intelectuales occidentales simpatizan con el comunismo. Pero muchos son reacios a aceptar plenamente el gran mal que fue, temerosos –por ventura– de que otras causas de izquierda pudieran verse empañadas por la asociación.
En China, el régimen ha admitido en los últimos años que Mao cometió “errores” y ha permitido cierto grado de discusión abierta sobre esta historia. Pero el gobierno no está dispuesto a admitir que el asesinato en masa fue intencionado y sigue reprimiendo y persiguiendo ocasionalmente a los disidentes que señalan la verdad”.
Pero la verdad es muy distinta: Los crímenes se siguen cometiendo, los desplazados siguen aumentando, los asesinatos de líderes sociales se incrementan, los desalojos igual, el vandalismo aumenta, y nada es gratis: La mafia transnacional comunista/socialista compra de todo.
Al comprar la justicia, la gran prensa y hasta las redes sociales, la verdad queda sepultada y fraccionada, sin llegar jamás a la verdad, porque incluso, los tales archivos de Memoria Histórica quedan en manos dudosas también manchadas de sangre con su complicidad. Eso sucede en Colombia, al igual que el montaje maquiavélico del camarada Chucky Santos con el bodrio de la JEP, a la cual llegan los criminales a tomar tinto, dar su “versión libre” para salir inocentes, o como sucede “normalmente”: Salir “víctimas” del Estado.
Se podría decir, que no solo para los estudiosos, escritores y periodistas investigadores, la ignorancia histórica sobre los crímenes de la mafia transnacional comunista/socialista seguirá siendo un misterio, o una larga cadena de asesinatos ocultos, y lo más grave es que si investigando no llegamos al fondo del asunto, mucho menos lo van a conocer los “mamertos” cuya mente y cerebro, lleno de aserrín, ya le fue entregado al régimen.
Ilya Somin sostiene en su columna, que “los gobernantes comunistas –con su habilidad para cambiar la verdad–nos llevan a subestimar los horrores de esas políticas y hace más probable que puedan revivir en el futuro. La horrenda historia de China, la URSS y sus imitadores, debería haber desacreditado permanentemente el socialismo tan completamente como el fascismo fue desacreditado por los nazis. Pero no lo ha hecho –hasta ahora–.
Sin embargo, no es solamente la China el país dominado y gobernado por psicópatas. Tenemos el caso de Venezuela, un país inmensamente rico al cual el socialismo/comunista dejó en la ruina. Y tenemos igualmente el caso de Ecuador, Cuba, Bolivia y otros más donde los psicópatas han provocado una hambruna y éxodo gigantesco. Muchos se preguntan cómo es posible que Argentina este siendo considerado ahora como un país “mendigo”.
Ilya Somin sostiene que el “acoso del hombre fuerte y la mala gestión son típicos de los estados socialistas de todo el mundo.
Y finaliza Ilya Somin en su columna: “La trágica situación de Venezuela no sorprendería a nadie familiarizado con la historia del Gran Salto Adelante. Haríamos bien en dar, finalmente, al mayor asesinato en masa de la historia la atención que merece”.
Realmente es inexplicable, que muchos “mamertos” sigan hablando y apoyando a la mafia transnacional comunista/socialista. Sería bueno que a cambio de seguir las directrices o el adoctrinamiento de la Federación Comunista Depredadora (Fecode) t de otras organizaciones crimninales escudadas en partidos de izquierda, se dedicaran a conocer la realidad.
* Luis Hernando Granada C., Periodista, Publicista,
Director de www.visiondeltolima.com
autor de la novela “El Imperio del Terror”
y Gestor Cultural del Tolima.
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