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El socialismo estafa a juventud estadounidense

Escribe: Oriana Rivas*.-

El progresismo exige a la juventud defender una supuesta igualdad que termina concentrando el poder en la élite política.

De Rusia hasta Cuba, en ningún país rindió frutos positivos. Por el contrario, empobreció naciones y eliminó derechos individuales, pero los progresistas en EE. UU. presentan a los jóvenes un “paraíso” socialista como solución a sus problemas.

Hay una característica inequívoca del socialismo que ha sido demostrada en el transcurso de la historia y es su inviabilidad. Lejos de las matrices de opinión que han tratado de instaurar los tiranos a lo largo del tiempo, la realidad es que en ningún país donde se ha aplicado ha funcionado.

Desde Rusia, en los tiempos de la URSS, hasta la Cuba de nuestros días, que vive arropada por el fantasma de la revolución que llevó a cabo Fidel Castro, se ha querido abonar —de manera infructuosa— un terreno de opinión en el que se asocie a la prosperidad con el socialismo. Sin embargo, lo que se evidencia, en realidad, son políticas restrictivas dirigidas por un Estado que busca instaurar un paternalismo nocivo. El método para ello es sencillo: se promete bienestar, igualdad y supuestas facilidades que nunca llegan. Es un sistema lleno de defectos que se puede desmontar fácilmente.

Hay una afirmación interesante del psicólogo canadiense Jordan Peterson, reconocido crítico de la izquierda radical y autor del elogiado libro “Las 12 reglas para vivir”. Llevando la concepción del marxismo a la modernidad, él asegura que “la lucha de clases entre burguesía y proletariado ha tomado otra forma: la de la victimización de infinitos grupos, ya sea por su raza, su género o su orientación sexual”.

Más allá del resurgimiento de la izquierda en América Latina, un ejemplo más fresco de la premisa de Peterson está en Estados Unidos. Los jóvenes serían el objetivo, para convencerlos que en las ideas socialistas van a conseguir la solución a sus problemas.

Ya lo ha dicho Nicolás Márquez, abogado, analista político y autor de obras como “El libro negro de la nueva izquierda”, escrita en compañía del politólogo Agustín Laje. El socialismo en su discurso promete una introducción del Estado que te va a dar felicidad, bienes, te va a solucionar los problemas de la vida y eso es muy tentador desde el punto de vista electoral. Es el mismo discurso disfrazado de modernidad.

El verdadero poder está centralizado

Los progresistas de Estados Unidos parten de la misma base. Hablan de un socialismo “democrático” como solución a los problemas socioeconómicos del país. El siguiente razonamiento proviene de Lee Edwards, académico y miembro The Heritage Fonudation.

“Prometen una tierra tranquila de propiedad colectiva y distribución equitativa. Pero en todos los casos, durante más de un siglo, el ‘paraíso’ socialista ha resultado ser un estado centralizado administrado por élites políticas”.

En pocos enunciados, Edwards desmonta los mitos de ese “paraíso” socialista. En primer lugar, invalida el mito de que Karl Marx, fue uno de los grandes defensores del comunismo en el siglo XIX. La propiedad privada que tanto criticó en su “Manifiesto comunista” se convirtió en “la piedra angular de todo país próspero (incluidos los países nórdicos)”. Los trabajadores se convierten en empresarios antes que en revolucionarios. En sí, el capitalismo “gobierna la mayor parte de la economía global”.

Y si hay dudas de cómo funciona el mundo en la actualidad, revisemos cómo el socialismo chino de Xi Jinping parece no estar impulsado por el deseo marxista de asegurar un camino hacia el comunismo, “sino por la ambición militarista de fuerza armada y la voluntad capitalista de prosperidad material”. El razonamiento pertenece a Charlie Lyons Jones, investigador de ASPI, grupo de expertos estratégicos especializados en la región de Asia y el Pacífico.

La máscara de la izquierda

Otro mito citado por el experto conservador es que el socialismo pone supuestamente el poder en manos del pueblo. Esa promesa también la hizo Hugo Chávez en Venezuela. Nada más lejos de la realidad. Concentró el poder en él mismo y la sociedad se quedó sin libertades y sin futuro.

Cuba es otro caso, sus ciudadanos siguen esperando las elecciones libres que Fidel Castro había prometido. Han pasado 63 años y sobran las detenciones y violación de derechos humanos.

Tercer mito, que el socialismo está funcionando en Dinamarca y países escandinavos. Realmente el modelo nórdico dista mucho de los principios de izquierda sobre lucha de clases. Edwards recuerda que ese país tiene una economía de libre mercado. Hay pocas regulaciones comerciales y no existe el salario mínimo.

“Es el capitalismo lo que le permite al gobierno danés financiar un generoso estado de bienestar a través de impuestos de arriba a abajo sobre la renta personal y el IVA”.

Abrazar el socialismo o el capitalismo

Uno de los argumentos que repiten líderes de izquierda —sobre todo en América Latina— es que los fracasos del socialismo se deben a factores externos. Al imperialismo, al capitalismo, etc. Culpar a otros es garantizar que sus simpatizantes sigan creyendo sus promesas y de esta manera continuar el proyecto político.

Este precepto guarda relación con el cuarto mito, referido a que el socialismo nunca ha fallado porque nunca ha sido realmente probado. Desde 1917 hasta el chavismo en Venezuela ha sido puesto en práctica y nunca ha funcionado. “Ya sea un pequeño país del Medio Oriente, un gran país agrícola con una población de 1300 millones o la nación que desencadenó la revolución industrial, el capitalismo siempre superó al socialismo”, apuntó Edwards.

Eso, en resumen, es lo que ha pasado con el socialismo durante décadas. Intento tras intento, todos infructuosos. Esto, es lo que debe tener en cuenta la sociedad estadounidense, específicamente los jóvenes. Tal como dice el autor, estos tienen la oportunidad de abrazar al socialismo, dejando atrás las libertades individuales y el avance económico o elegir el capitalismo democrático, que sin importar raza o religión permite la prosperidad por medio del trabajo.

Las opciones están sobre la mesa mientras que desde la bancada demócrata retumban voces de extrema izquierda como de la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que buscan un supuesto bien colectivo que raya en la utopía.

* Oriana Rivas, Periodista venezolana radicada en Buenos Aires. Investigación para las fuentes de política y economía. Especialista en plataformas digitales y redes sociales.

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