Escribe: Luis Hernando Granada C.

Siempre he sostenido que Ibagué crece pero no se desarrolla, y esto obedece a los pésimos gobernantes que elegimos, desde el Alcalde hasta el último funcionario, sin desconocer que los principales cómplices de los mandatarios locales son aquellos a los que la gente equivocadamente llama “honorables” concejales.
También he sostenido que el último alcalde que realmente construyó ciudad fue el extinto Francisco José Peñaloza Castro. Los dos últimos, Luis H. Rodríguez y el comunista/socialista Guillermo Alfonso Jaramillo se convirtieron en la más grande muestra de corrupción y mala administración.
Fueron cuatro años aciagos, pero para fortuna de los ibaguereños, termina una de las administraciones más cuestionadas, tóxicas e ineficientes de la historia, con un legado de desempleo, endeudamiento por más de 300 mil millones de pesos, pobreza al límite, inseguridad, altos impuestos, permisividad y complicidad con las empresas de servicios públicos, cero transparencia y nulo desarrollo económico.
Y todo lo hizo “con todo el corazón”. El primer atentado, ofensa e insulto para los ibaguereños, lo cometió cuando decidió a sus secuaces comunistas/socialistas que lo acompañaron en la administración de Gustavo “el incendiario” Petro en Bogotá. Queriendo hacerse el ignorante frente a la cifra escandalosa de desempleo en Ibagué, nos trajo gente de Bogotá, Bucaramanga y la Costa como si en Ibagué no hubiera gente capacitada y con deseos de trabajar honestamente por la ciudad.
La malla vial fue algo que dejó casi como estaba y todo lo que hizo fue unos pinches remiendos y la colocación de unos absurdos estoperoles reductores de velocidad, sin desconocer las ciclos rutas por lugares que jamás usan los ciclistas como la Avenida del Ferrocarril.
En el fragor de su campaña, tuvo la osadía de subirse a unos tubos abandonados en el sector de Miramar, para gritar desde allí que “en mi administración el acueducto alterno será una realidad”. Y en este sentido, o siguiendo la misma línea de ineptitud, sucedió lo mismo con los escenarios deportivos. A este nivel, se limitó a refaccionar parques, pero obras realmente importantes que signifiquen desarrollo para la ciudad, jamás se vieron.
La salud empeoró en su mandato; el único Hospital con servicios excelentes era el San Francisco y lo acabó. A los usuarios los diseminó hacia unas casas viejas, destartaladas y medio reformadas llamadas “Usis” donde a duras penas toman muestras de laboratorio que son remitidas a otros sitios, mientras las urgencias son atendidas precariamente porque según los funcionarios: “No tenemos recursos médicos ni personal para atender estas calamidades”.
Y así, poco a poco, como es tradicional en los comunistas/socialistas, fue acabando con todo.
Fue incapaz en cuatro años de rescatar de las garras de los mercenarios de la cultura de la Corporación Festival Folclórico, la tradición de nuestras fiestas, y a cambio, intentó meternos un gol tratando de contratar a Carlos Vives, que normalmente cobra 600 millones de pesos por un concierto, por la escandalosa suma de 3.000 millones.
Muchos ya sabíamos que algo así iba a suceder, porque, así como acabó con la Banda Departamental del Tolima en su calidad de gobernador, en su gestión como alcalde solo trajo grupos rockeros para fomentar la venta y consumo de marihuana y en complicidad con algunos concejales.
Sin embargo, como para rematar su faena de mediocridad, corrupción e ineptitud, ya circula en las redes algo que destaparía una olla podrida: Según informaciones de contratistas actuales de la alcaldía, eufóricos por la trayectoria que han tenido se han enterado que Guillermo Alfonso Jaramillo hasta última hora ha estado firmando puestos de planta para contratistas y personas procedentes de otras ciudades filiales políticamente a él y a sus futuros intereses.
El escándalo estalla por supuestos chantajes hechos según versiones Luis Heredia a cambio de sexo con mujeres por poder entregado por Guillermo Alfonso Jaramillo a este funcionario. Sólo en el caso de la Secretaría de Cultura de forma inesperada han llegado 7 personas desconocidas como trabajadores de planta en propiedad.
La nota prosigue dejando entrever que tanto ha sido el revolcón que hasta hace unos días el mismo alcalde electo Andrés Hurtado habría dicho públicamente que rechazaba este tipo de actuaciones administrativas por parte de la administración saliente y la situación financiera del IBAL, entidad que, a cambio de mejorar el servicio, subió escandalosamente las tarifas. Y eso no es todo, en el Impuesto Predial y con la complicidad del igualmente nefasto Concejo Municipal, las tarifas se incrementaron hasta en un 60%.
Nada es de extrañar; este no es el primer caso en la historia en la que los alcaldes salientes cometen este tipo de delitos, pero en el colmo de su desfachatez, a lo mejor con una gruesa suma de dinero, se hace nombrar como “uno de los mejores alcaldes del país”.
Las denuncias cada día irán en aumento y más en estos casos de los alcaldes y gobernantes comunistas/socialistas.
¿Qué nos deja Jaramillo? Una ciudad destruida, una malla vial intransitable, unos guardas de tránsito de mentiras apoyados por unos vigías contratados solo por cumplirle una cuota a alguien; unos servicios públicos deficientes y costosos, una inseguridad excesiva, un espacio público inexistente y más ruina, miseria y desempleo.
Sin embargo, todavía existen mamertos que apoyan a estos delincuentes.