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La extrema izquierda no solo protesta, también dispara

Escribe: Mamela Fiallo

La extrema izquierda pregona la violencia para imponer su discurso y valida el robo como forma de justicia. Foto: EFE

El término “extrema derecha” aparece diariamente en titulares a modo de advertencia, los medios masivos describen así a quien sea que enfrenta a la agenda “progresista”. Pero pocas veces se lee “extrema izquierda”, en referencia a los promotores del control total del Estado sobre los medios de producción y la intervención estatal en lo social. No son considerados una amenaza, pues su meta es lograr la tan ansiada “igualdad”, aún a expensas de toda diferencia.

En negación a la peligrosidad de dichos movimientos, el Fiscal General del Estado de Minnesota en EE. UU., Keith Ellison, anunció que nunca ha visto a simpatizantes de Bernie Sanders actuar de manera grosera o cruel. Ante lo cual pidió un ejemplo de mala conducta por parte de los simpatizantes del candidato socialista.

“Se me ocurre un ejemplo”, contestó el legislador republicano Steve Scalise, puesto que sufrió un disparo por parte de un fanático de Sanders.

Mientras Scalise se preparaba para participar en un partido anual de béisbol cuyos fondos van para organizaciones benéficas, un fanático de Bernie Sanders, James Hodgkinson abrió fuego y golpeó al republicano de Luisiana en la cadera.

En total, cuatro personas fueron heridas por los disparos. Entre ellos el pistolero que murió producto de un intercambio de fuego con la policía.

Al denunciar este hecho, causó furor en redes sociales donde se revelaron incontables incidentes similares.

Además, los seguidores de Sanders, conocidos como “Bernie Bros”, han sido acusados ​​de comportamiento hostil hacia otros candidatos primarios presidenciales demócratas. Es decir, sus supuestos aliados ideológicos.

Y es que Sanders ofrece a los votantes del partido demócrata una versión más radicalizada de sus ideales: socialismo. Incluso Hillary Clinton, quien perdió frente a Donald Trump en el 2016, declaró: “perdí porque Bernie prometía ponis para todos”.

La violencia detrás del ideario de extrema izquierda no se trata meramente de amenazas y ataques. Está presente en las promesas electorales. Las ideas que fomenta Bernie Sanders requieren del conflicto social, de la revancha entre ricos y pobres, y sobre todo el uso de la fuerza por parte del Estado para expropiar.

Amenazan con quemar ciudades enteras, si gana Trump

Así lo demuestra Kyle Jurek, organizador de campo de la campaña de Bernie Sanders, fue capturado en video diciendo que la única forma de enfrentar a la derecha es por medio de la violencia. Y amenazó que si Donald Trump gana las elecciones del 2020, “ciudades van a arder”. Pues está plenamente convencido que derrotar a Trump significa salvar a la civilización, a la humanidad.

Amenazó que si Bernie Sanders no pasa como candidato del partido demócrata a la presidencia, la capital del estado de Wisconsin, Milwaukee, va a estar en llamas.

La violencia propugnada por la extrema izquierda no se limita a los simpatizantes de Bernie Sanders, Sudamérica lo ha atestiguado en los últimos meses en Colombia, Ecuador y Chile, por medio de las “protestas” que se volvieron una ola de subversión, mediante saqueos, incendios,  y muertes en medio de los choques con las fuerzas de seguridad, además de los casos de asfixia durante los saqueos.

Tanto que la Organización de Estados Americanos acusó que las “brisas bolivarianas” (cómo las llamó Nicolás Maduro), fueron orquestradas desde La Habana y Caracas, donde gobierna la extrema izquierda.

Alegando que defienden a la “clase trabajadora”, los manifestantes izquierdistas han producido millones de dólares de pérdidas mediante la destrucción de locales comerciales y la paralización de la actividad de las mismas. Pero sobre todo mediante el desempleo que han producido, dada la incapacidad de las empresas de enfrentar la destrucción sufrida.

Ya en Chile superan los 200.000 desempleados. Dicho por el propio Diosdado Cabello, la mano izquierda de Nicolás Maduro, lo exigido por los manifestantes chilenos es algo que “ya nos dio el presidente Hugo Chávez en Venezuela”

Para Sanders, en Cuba hay democracia. De modo que no se trata de casos aislados, de un simpatizante violento, sino de una forma de conducta y pensamiento que se propaga y busca un mismo fin: el socialismo.

Bernie Sanders ha llegado incluso a defender la Unión Soviética, donde la “redistribución de la riqueza”, le costó la vida a alrededor de 7 millones de ucranianos que se resistieron a entregar sus tierras al Estado. Él busca distinguir su socialismo del pasado, llamándolo “socialismo democrático”. Pero lo preocupante es la noción de democracia del precandidato presidencial. Pues él considera que en Cuba, donde solo hay un partido legal, el comunista, hay democracia.

Resaltó el sistema de salud, de viviendas y la “democracia” como las fortalezas del régimen cubano. Pasando por alto que a los opositores del régimen se les niega el acceso a la salud, son expulsados de sus viviendas, las mismas que pueden ser expropiadas por el régimen luego de seis meses de ocupación (incluyendo por prisión de sus propietarios) y la “democracia” es una esfera donde solo participan los leales al régimen.

Durante los primeros años de la revolución que Bernie Sanders defiende, los fusilamientos estaban a la orden del día. Incluso el Che Guevara así lo anunció ante la ONU en 1964, en representación de Cuba: “Fusilamientos, sí. Hemos fusilado, fusilaremos y seguiremos fusilando”. 

Por tanto, la violencia de la extrema izquierda no se limita a la práctica, fomenta la violencia desde la teoría. Pues exige robar para dar y atacar para imponer.

T. de PanAm Post 

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