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La pandemia y los derechos individuales

Escribe. Alberto Benegas*.-

Las desgracias de la pandemia pueden ofrecer inesperadas respuestas. (Foto: Flickr)

La pandemia ha brindado oportunidades imprevistas a gobiernos de tendencia autoritaria para acentuar sus fechorías.

Lo primero me parece que deba subrayarse es que en esta instancia del proceso de evolución cultural la función del monopolio de la fuerza que denominamos gobierno es la protección y garantía de los derechos de las personas que son anteriores y superiores a la existencia del gobierno.

En este contexto, es de interés recordar que Leonard Read en uno de sus libros sostiene que es una pena que se haya recurrido a término “gobierno” puesto que significa mandar y dirigir que es lo que debe hacer cada uno con su vida, en su lugar sugiere utilizar las expresiones “agencia de seguridad” o equivalentes, de lo contrario, sigue diciendo, se crea la misma confusión que si se denominara “gerente general” al guardián de una empresa.

Así las cosas, en la actualidad nos encontramos con el Coronavirus que todo lo invade y pone en peligro la salud y la vida de la gente. Ahora bien, del mismo modo que los gobiernos deben preservar derechos frente a la emisión de monóxido de carbono o frente al hecho que alguien arroja ácidos al jardín del vecino, del mismo modo decimos debe evitarse el contagio en medio de la pandemia de marras.

No es del caso escribir un código estableciendo concretamente cuales deben ser las medidas precautorias y cuales los castigos por contagios irresponsables, solo enunciamos el problema que deben encarar los aparatos estatales, desde luego evitando arbitrariedades como, por ejemplo, en el caso argentino, permitiendo entrenamientos de once jugadores de fútbol y prohibiendo a remeros ejercer su deporte o permitir que abran comités políticos y no bares y así sucesivamente.

Son en este sentido importantes las opiniones de médicos destacados y por ende confiables quienes sugieren no poner todo en la misma bolsa y federalizar y descentralizar: no son iguales las situaciones de los distintos países ni iguales las condiciones provinciales o municipales dentro de una misma nación. Lamentablemente en todas partes del mundo –sin excepción– hubo que dar marchas y contramarchas en las distintas formulaciones y fases de las respectivas cuarentenas. Desafortunadamente hay sonados casos de quienes han protestado indiscriminadamente contra toda noción de cuarentena y se han enfermado gravemente de Covid-19.

Las medidas gubernamentales de protección van no solo para lugares públicos sino también para privados por lo que se evitan sitios como teatros o estadios del mismo modo que interviene la policía cuando uno de los visitantes en un domicilio decide asaltar a los dueños de casa.

Mientras no aparezca una vacuna, lo que ocurre es un drama que tiene naturalmente consecuencias económicas y emocionales de diversa envergadura al efecto de evitar decesos y enfermedades graves. Cuando se cuente con una vacuna la situación será radicalmente distinta puesto que nada tiene que hacer el gobierno en ese contexto: en todos los lugares donde se estime un peligro de contagio se pedirá la certificación de la vacuna correspondiente.

De más está decir que en ningún caso y bajo ninguna circunstancia se justifica que aprovechando la pandemia los gobiernos den manotazos adicionales a la Justicia, apunten a la colonización del Legislativo, pretendan el uso y abuso de decretos del Ejecutivo, se establezcan mordazas a la libertad de prensa, la ridícula y contraproducente imposición de precios máximos, los embates a comerciantes, el incremento de las ya insoportables cargas fiscales, el incremento de la colosal deuda pública, la estafa de la expansión monetaria, el engrosamiento del siempre adiposo gasto estatal, la insistencia en regulaciones asfixiantes, el embate a comerciantes y en general el ataque a la propiedad privada.

La pandemia ha brindado oportunidades imprevistas a gobiernos de tendencia autoritaria para acentuar sus fechorías, lo cual debe ser resistido por todos los medios al alcance de la población y las fuerzas opositoras.

Por otra parte, las desgracias de la pandemia pueden ofrecer inesperadas respuestas como el desarrollo más sofisticado en la tecnologías de comunicación, mejoras en la educación al enfatizar en los conceptos y la capacidad analítica y desechar el estudio de memoria ya que las antedichas tecnologías abren posibilidades de respuestas a libro abierto, la lectura y el estudio sobre los fundamentos de la sociedad libre, el fortalecimiento de relaciones familiares y amistades. De cada uno de nosotros dependerá el resultado final de este test que nos impuso el destino.* Alberto Benegas Lynch completó dos doctorados, es Doctor en Economía y también Doctor en Ciencias de Dirección, es autor de 27 libros y miembro de las Academias Nacionales de Ciencias Económicas y de Ciencias de Argentina.

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