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La tragicomedia de un Procurador

Escribe: William Calderón Zuluaga.-

Adiós al Procurador Carrillo, ejemplo de una generación frustrada.

En un país donde por ignorancia, o por complicidad mucha gente traga entero, como decía el Cofrade Palacio Rudas, la personalidad, las ejecutorias, y las desmedidas y frenéticas ambiciones, de ciertos personajillos de la vida pública nacional, se torna indispensable la función del periodismo libre e independiente, para ejercer labor investigativa, abrirle los ojos a la opinión de nuestros compatriotas y lograr un mínimo respeto por la verdad histórica, sin complacencias vergonzantes ni reverencias cobardes.

El cacareado anuncio a juicio de la prensa libre.- Por estos días, en actos desmesuradamente publicitados, en radio, prensa y especialmente, en programas de televisión, el saliente Procurador Carrillo, ha anunciado su decisión de participar, en la futura política electoral, luego de su politiquera, gris y vergonzosa actuación en el cargo, cuyo periodo concluyó el viernes pasado…

Pues bien, ante el cacareado anuncio, nos hemos dado a la labor investigativa de recorrer los archivos de los entonces llamados “Anales del Congreso”, donde quedaba notarizada la actividad de nuestro parlamento, el curso de los proyectos de ley, y de actos legislativos, y el interesante desarrollo de los debates de control político. También hemos buceado en colecciones de publicaciones de la épica, y en el testimonio de algunos pocos protagonistas de ese tiempo, en cuyas memorias, también están claros los episodios en los que participó el señor Fernando Carrillo, antes de su ejercicio como Procurador… quien anuncia ambiciones políticas, de carácter presidencial y tiene que someterse al implacable examen y juicio de la prensa libre y de la opinión soberana de la ciudadanía, raíz y fuente del poder de decisión, en todas las democracias del mundo civilizado…

El pecado original de un pasado que no perdona.- En 1990, el entonces inquieto universitario, don Fernando Carrillo y Flores, hizo parte de un  grupo de jóvenes que creyeron ingenuamente, que cambiando la estructura institucional de 1886, a través de una Constituyente, iban a cambiarlo todo en la Colombia de esos años convulsos. Vendieron y siguen vendiendo, después de 30 años, la idea absurda de una Constitución panacea, providente y redentora que por su sola vigencia, sacaría del atraso, la violencia, la pobreza, el terrorismo,  y todas las lacras y carencias, a la sociedad colombiana. Ese milagro jamás se produjo. Todos los problemas que esa Constitución pretendía resolver, mágicamente, se han multiplicado y crecido de manera exponencial.

Y la violencia de mil rostros ahora, y la justicia prostituida por el Cartel de la Toga y sus herederos, sigue teniendo a Colombia con su estado de derecho en ruinas. 

El más grande absurdo.- El señor Carrillo, que se ha auto designado vigía y curador de esa Constitución del 91, le agrega, ahora otro elemento insólito, para su caricaturesca e idiota futura campaña presidencial, el de considerar intangible, irreformable, intocable, por el pueblo colombiano, la Constitución de 1991. Un monumento, según Carrillo, de sabiduría, concordia y felicidad, al que nadie puede tener la osadía de tocar, cambiar o reformar. El más grande absurdo antidemocrático que alguien pueda imaginar. Creer que los constituyentes del 91 votaron al mar las llaves de la reforma a la Carta Política, que castraron el poder ciudadano y que así, solo algún dictador populista del futuro, pueda introducirle reformas fundamentales, contrariando la sed de cambios y reformas a la Constitución de millones de colombianos, especialmente, con indiscutible derecho la juventud que está demostrando su valiente inconformidad con la corrupción de la justicia, el Congreso, las fuerzas armadas, la riqueza opulenta, concentrada en capitalismo salvaje, en pocas manos privilegiadas, dueñas de todo y de todos, y de la política, en todas sus actuales expresiones protesta, en obligada tregua, por la pandemia, pero que renacerá airada, luego de las vacunas, con determinante entusiasmo futurista. 

El oscuro origen de su elección.- El cínico Carrillo ha escondido vergonzante, el oscuro origen de su elección a la Constituyente, que con tanto ardor simulado pretende defender ahora como su única justificación, para seguir, con desmedidas pretensiones en la escena pública.

En su desaforada y temprana ambición a la Constituyente, Carrillo buscó el patrocinio del entonces Presidente de la República, el estadista manzanillo de Dos Quebradas, Cesar Augusto Gaviria, el afortunado heredero del Plumón Vélez Marulanda. Gaviria en su compromiso por tener una mayoría de constituyentes incondicionales, para imponer sus arrogantes designios y, especialmente, para cumplirle al siniestro capo Pablo Escoba , la promesa preelectoral de prohibir en la Carta Política, la extradición de los narcotraficantes, se empeñó en elegir a sujetos arrodillados, como Carrillo, sin votos, sin títulos académicos, sin experiencia alguna. Un voto servil y cautivo, en una Constituyente, en la que Gaviria, a través de los manzanillos y caciques, con la llamada operación avispa, frustró la presencia de un constitucionalista y un estadista de la talla de López Michelsen, en esa asamblea reformadora.

Para elegir a Carrillo, Gaviria apeló a su amigo íntimo, el poderoso cacique liberal de Sucre Álvaro García Romero, el célebre Gordo García, quien resolvió echarse al hombro, semejante bacalao, un ambicioso desconocido, como Carrillo. Los votos del gordo García, como lo prueban los archivos de la Registraduría Nacional del Estado Civil, eligieron a Carrillo. Y allí, en esa Corporación, obediente y servil, con su jefe Gaviria, aprobó la no extradición, exigida por Escobar, sobre la sangre fresca del Inmolado Galán. 

Ingratitud y felonía.- Pasó un largo tiempo, y el mañoso Procurador Carrillo, para darle gusto a la galería carcelera, le mete zancadilla a la pretensión de García Romero, a que su caso judicial fuese revisado por la JEP, y en lugar de declararse impedido, puso a la Procuraduría bajo su mando, a decir en concepto público “que García Romero, no era un político con nexos con los paramilitares, sino un paramilitar con nexos con los políticos”. Qué horror de ingratitud, de felonía y traición, con su gran elector a la Constituyente.

Pero lo que el habilidoso Carrillo no midió, fue que con ese autoritario concepto de su Procuraduría, ante la JEP, no solo estaba perjudicando la defensa de su amigo y elector García Romero, ante la JEP, sino ensuciando, para la historia, los votos con los cuales fue elegido él, por el mismo García Romero, como miembro de la Constituyente.

La inhabilidad y el insólito perdón del Imperio Maya.- La blanda, servil, y deliberada negligencia de Carrillo, como Ministro de Justicia de Gaviria, y responsable de la política carcelaria del Inpec, frente a los desmanes, delitos, asesinatos y toda suerte de desafueros de Pablo Escobar, y su espectacular fuga, consentida y prohijada por esas mismas autoridades, hizo merecedor a Carrillo de un fuerte debate en el Senado de la República…. Todas las fuerzas políticas encabezadas por el brillante Senador Rodrigo Marín Bernal, se pronunciaron con vehemencia contra el Ministro… Solo una voz, la del fogoso Senador y exministro Alberto Santofimio Botero, pidió que antes de pronunciarse el Senado, se respetara la presunción de inocencia, el debido proceso, y la decisión final de la investigación que adelantaba la Procuraduría.

Sobre este episodio y sobre la aprobación de la no extradición, en la Constituyente, por parte de las mayorías de Gaviria, a favor de Escobar, se ha referido varias veces, en sus leídas columnas del diario El Tiempo el ex Procurador Alfonso Gómez Méndez.

Recurso desesperado.- El Ministro Carrillo recibió por falta gravísima, una fuerte sanción de la Procuraduría General de la Nación, inhabilitándolo para el ejercicio de funciones públicas, decisión en su contra que Carrillo apelo, y que le fue confirmada por el profesor e ilustre jurista, y entonces Procurador Jaime Bernal Cuellar.

En su obsesión por volver a la burocracia y a la política, Carrillo interpuso un recurso desesperado, ante el Consejo de Estado, buscando quitarse la sanción que le sacaba definitivamente  de la vida pública.

El alto tribunal, con ponencia del reconocido Magistrado Lemus, confirmó la sanción, que había dejado en firme, el profesor Bernal Cuellar, como Procurador.

El máximo tribunal de lo Contencioso Administrativo dijo en su jurídica decisión contra Carrillo que: “en su conducta el Ministro había incurrido en falta disciplinaria. Que ameritaba la sanción respectiva, por una serie de irregularidades en el manejo de la política de sometimiento a la Justicia”, refiriéndose, obviamente, a la negligencia complaciente y deliberada de Carrillo, con los crímenes de Escobar, dentro de la confortable y ostentosa cárcel de la catedral en la que lo tenían Gaviria y Carrillo y su posterior espectacular fuga de ese sitio. 

La cuestionada decisión del “tartujo”.- Derrotado por el Consejo de Estado, Carrillo intrigó con el recién posesionado Procurador Maya Villazón, el famoso tartufo, quien en una cuestionada decisión, considerada por muchos más política que jurídica, pasó por encima del fallo la decisión final de la Procuraduría en las manos firmes del Doctor Bernal Cuellar y de la respetable decisión del Consejo de Estado, lo hizo alegando frágiles vicios de forma, habilitando así a Carrillo, para su sueño obsesivo de volver a la burocracia y a la política.

De su ministerio escuálido, mediocre y grises en el gobierno de Juan Manuel Santos, no vale la pena decir nada, paso por ellos con mucha pena, y sin ninguna gloria. Y de su ocio diplomático en la Embajada de España solo queda el legado de un libraco lambón y obsecuente sobre la familia Santos para que lo incluyera el Presidente Juan Manuel en la terna de la Procuraduría. En Madrid se le recuerda solo por su servilismo con el hoy cuestionado rey Juan Carlos y con el gobierno de Mariano Rajoy.

La teatral despedida.- En la agonía de sus vergonzosos cuatro años, como procurador, para tratar de dejar una imagen de la eficiencia que jamás tuvo, apareció teatralmente sancionando al General Palomino, y a dos extranjeros de la corrupción del escándalo de Odebrecht. De los colombianos comprometidos, hasta la médula, en semejante corruptela, nada de nada. Ni de Odebrecht, ni de Reficar, la ruta del Sol, ni del robo a la Dirección de Estupefacientes, ni del latrocinio del Cartel de la Hemofilia, ni el de la Toga, ni el tráfico de influencias de congresistas,  ni de la conducta irregular de las impolutas ex ministras Gina y Cecilia, del gobierno que lo ternó para el Ministerio Público, ni del robo a la salud, ni del saqueo a Cajanal, al erario público y a los recursos de la educación y la niñez en Córdoba especialmente, y en Colombia… Ningún resultado sobre los dineros sucios llegados a las campañas presidenciales y de congresistas. Mucho menos de la escandalosa promesa en RCN TV, con Juan Lozano, de destituir y de llevar a la cárcel como ratas de alcantarilla a Gobernadores y Alcaldes que, según  Carrillo, eran unos corruptos descarados que con manipulación ilegal de mercados, se estaban enriqueciendo a la sombra de la contratación en la pandemia. Todo fue farsa y mentira, al inconfundible estilo de Carrillo, silencio, debilidad y cobardía, las tres virtudes cardinales de la personalidad de Carrillo, en la vida pública.

Chau chau, Carrillo.- En nombre de millones de colombianos desengañados con la vergonzosa procuraduría de Carrillo, también de las inocentes víctimas de sus arbitrariedades y de los altos cargos oficiales, que por la inacción de Carrillo, gozan de rampante impunidad, le decimos adiós al procurador Carrillo, y conforme al lema de la campaña presidencial de su protector Gaviria “Bienvenido al futuro” que su pasado no perdona..

Alocadas aspiraciones.- El periodismo independiente lo espera para seguirle abriendo los ojos a los desmemoriados y a los incautos, sobre sus desmedidas, ilusas y alocadas aspiraciones presidenciales. Por hoy, lo despedimos amablemente, con antañoso estilo castellano, con este breve y gráfico trazo, que retrata a Carrillo de cuerpo entero:

“Lo cretino en ti no excluye lo ruin. Lo ruin en tu sino no excluye lo cretino. Así que eres, en fin tan cretino como ruin”. Eres Carrillo entonces un lagartijo, un lagarto cretino, desde el principio hasta el fin”

Laus Deo, alabado sea Dios.

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