Escribe: Gabriela Moreno*.-

El Comando Sur de EEUU está preocupado por el aumento del tráfico de drogas entre Colombia y Venezuela y el uso del dinero para acciones ilícitas.
Casi todo lo que los separa también los une. Aunque se nieguen a aceptarlo, Iván Duque y Nicolás Maduro tienen algo en común. Sus diferencias políticas no borrarán los 2.219 kilómetros de frontera que comparten y que están arrojando resultados adversos para ambos.
De esa manera se interpreta las nuevas declaraciones del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, el Almirante Craig Faller, quien condenó el “incremento del narcotráfico de Colombia a Venezuela” que el dictador Maduro utiliza para “financiar sus actividades ilícitas”, divulgó EFE.
La situación representa una “preocupación” para la Casa Blanca. La conmoción del Comando Sur se extiende del Caribe hasta Centroamérica, que también aparece con signos de alarma en el mismo problema.
Faller reveló la crítica y peligrosa situación en una conferencia en Panamá, donde señaló además que la migración provocada por el chavismo es una consecuencia “terrible” causada por una “generación de autócratas” que está en el poder.
Un lado crítico
Las preocupaciones de Estados Unidos tienen motivos. Venezuela se ha convertido en una “potencia emergente” en producción y procesamiento de drogas por la presencia de las narcoguerrillas colombianas, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc) y el Ejército de Liberación Nacional (eln) que actúan libremente en el país con la complicidad del dictador, afirma ABC.
Washington, en un intento por torcer esta realidad, tiene vigente la atractiva oferta de 15 millones de dólares como recompensa por “la cabeza Maduro” a quien acusa de ser “el líder de una organización criminal conocida como el Cartel de los Soles”, conformada por los altos mandos militares venezolanos, quienes habría llegado a un entendimiento con las farc para permitirles operar desde Venezuela y enviar desde allí toneladas de drogas hacia Estados Unidos.
Así reseña BBC la propuesta hecha desde marzo de este año. Mientras no haya quien entregue a Maduro a las autoridades estadounidenses, según lo requerido, la situación avanzará a una escala más compleja, considerando que Venezuela ya no solo es “puente” sino ahora también “cultiva, produce y procesa” estupefacientes en “cantidades incipientes pero importantes”, denuncia el Director de Funda REDES, Javier Tarazona en entrevista con DL medio.
Los implicados en la irregularidad
Los líderes de las farc como Iván Márquez y Jesús Santrich estarían detrás de las operaciones con el apoyo de la cúpula del poder en Caracas, que “los protege y financia, y los trata como ministros con escoltas”, afirma Tarazona.
En total, cohabitan en Venezuela unos 28 grupos irregulares armados, tanto nacionales como extranjeros, sostiene, confirmando las constantes denuncias sobre la presencia además de brazos armados de Irán, Hezbolá y Rusia, lo cual ha sido rechazado hasta por miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).
El presunto encargado de favorecer a los grupos irregulares es Néstor Reverol Torres, actual Ministro de Energía Electrica del régimen, quien previamente se desempeñó como Ministro de Relaciones de Interior. Reverol es señalado de participar en una trama de distribución de cocaína hacia Norteamérica, y por ello lo solicita una corte de Brooklyn, Nueva York, indica Nuevo Herald.
El negocio con rutas bilaterales
Entre 2006 y 2008, más de la mitad de los envíos de cocaína por vía marítima con destino a Europa que fueron detectados procedían de Venezuela, apuntaba en 2010 la Organización de las Naciones Unidas, citada por BBC Mundo.
Desde entonces, “el negocio de las drogas se ha democratizado”, explicó en aquel momento Jay Bergman, jefe de la agencia antidrogas de Estados Unidos, DEA, en la región andina.
Se sustentaba en que algunos de los capos más buscados de Colombia se habían refugiado en Venezuela, pero habían sido asesinados, como ocurrió con Wilber Varela, alias ‘Jabón’, o capturados, como sucedió con Carlos Alberto, ‘Beto’ Rentería.
El Director regional de la DEA para la zona andina admitía que los lugares “por donde pasa mucha cocaína” de Colombia hacia Venezuela eran Cúcuta, en la región de Norte de Santander, seguida por Arauca y La Guajira.
Al otro lado de la frontera están los estados venezolanos de Zulia, Táchira y Apure. Bergman resaltaba que, en el estado de Apure, frente al departamento colombiano de Arauca “cada semana se detecta el despegue de vuelos clandestino de drogas”.
Un vecino con una lucha compleja
Compartir la frontera con Maduro ha complicado a Duque. De eso no hay duda. Al remezón público que enfrentó en marzo, a raíz de las denuncias en su contra por una supuesta compra de votos en 2018 con la ayuda de un presunto testaferro de narcotraficantes, se añadió en septiembre la inclusión de su país en la “lista negra” de naciones más productores, según un informe de la Casa Blanca al que tuvo acceso AP.
Con el entorno agitado y en su contra por remover los cimientos de una relación de vieja data entre el crimen organizado y la clase política colombiana, Duque ha optado por mantener vigente y cercana su alianza con Estados Unidos en el combate de las drogas. Los vientos de esta relación han variado a favor y en contra.
Después del escándalo de aparentes vínculos que han sido interpretados como una evidencia de la hipocresía del discurso oficial contra el narcotráfico con respecto a su política antidrogas, según EFE, Duque perdió el aliento que presumía en junio de este año tras anunciar una baja en las hectáreas de coca de 169.000 a 154.000. Un número más alentador en comparación con el año 2018, cuando la variación de siembras ilícitas pasó de 171.000 hectáreas a 169.000.
La nueva cifra representaba, en cierta medida, un giro en la tendencia de crecimiento de los narcocultivos desde 2014, reseñó la agencia alemana
DW. Duque respiraba tranquilo porque era “el esfuerzo de todo un país”.
Las dificultades de un plan
Aunque Colombia registró menos área cultivada, la producción de cocaína se mantiene estable por “una mayor productividad de los lotes de coca en zonas muy específicas, que pueden considerarse como enclaves productivos”, afirma la agencia alemana. Pero todavía a Duque le queda tiempo para sacar cuentas sobre su eficiencia en este compromiso, tomando en consideración que su plan prevé reducir a la mitad el territorio cultivado con coca entre 2022 y 2023.
Su promesa para este año es cerrar con 130.000 hectáreas erradicadas; sin embargo, expertos estiman que la resiembra alcanza en promedio cerca de 50% de las hectáreas erradicadas a la fuerza, revela DW.
La esperanza de Duque es reactivar la aspersión con glifosato, una iniciativa aplaudida por Estados Unidos pero condenada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por ser un herbicida asociado a efectos cancerígenos y riesgos genéticos, destaca France 24.
* Gabriela moreno, Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.