No podemos perder lo poco que tenemos

Escribe: Luis Hernando Granada C.*

En sus manos y con el apoyo de las farc, el eln y otros mafiosos comunistas/socialistas, Petro tiene en su poder una bomba.

Recuerdo que, en mis primeros años de estudiante, cuando llegábamos a casa con una nota baja o un llamado de atención, mi madre mezclaba granos de arroz, lenteja, fríjol y arveja. Los revolvía bien y el castigo era clasificar y escoger lo mejor de lo que había allí. Obviamente había granos picados por el gorgojo o empezando a dañarse. Si esa técnica la aplicáramos hoy, no nos equivocaríamos tanto al elegir.

Sin embargo, en nuestra era, en pleno siglo XXI, la capacidad de selección y elección quedó atrás, sepultada por la publicidad engañosa y el afán mezquino de personajes egoístas, corruptos y hasta psicópatas.

Estamos ad portas de elegir un nuevo mandatario que tome las riendas del país, –un país que el camarada Chucky Santos dejó en ruinas–, pero muchos son los que están equivocados, engañados, persuadidos por una publicidad que viene desde arriba y carcome hasta la población más vulnerable… Y tan vulnerables somos, que a pesar de estar viendo y oyendo lo que sucede en otras casas, incluso en la del vecino, seguimos adelante y muchos caen en el fanatismo oprobioso.

De la inmensa cantidad de candidatos –ineptos y mentirosos la gran mayoría–, no hay uno solo al cual se le vean sanas intenciones de gobernar para una masa que realmente necesita un cambio, sin que ese cambio sea comprarse unas excelentes zapatillas que aguanten la trocha a elegir para huir del país si se llegase a dar el caso de que una dictadura nos sorprenda.

Hoy de tanta plaga siniestra, solo quedan cuatro candidatos: Sergio Fajardo, Rodolfo Hernández, Federico Gutiérrez y Gustavo Petro, cuyas propuestas, ofertas y prebendas no pasan más allá del burdo populismo que esgrimen en los debates, en las plazas públicas y en sus sedes políticas. Pero si se trata de elegir, sin fanatismo y con realismo supremo, me quedaría con Federico Gutiérrez.

Rodolfo Hernández es un ingeniero sin cancha ni conocimiento político; es decir, sin la capacidad suficiente como para dirigir un país tan agresivo, convulso y complicado como Colombia. Muchos se han reído de su propuesta de donar su sueldo como presidente, y tienen razón porque haciendo cuentas, entre 50 millones de colombianos, a cada uno no le correspondería sino un devaluado peso. Pero, por otro lado, Hernández se dio a conocer a los golpes, a cachetada limpia, y en su contra cursan investigaciones en la procuraduría. No olvidemos que esos “acaloramientos” y muestras de poder lo llevaron a renunciar como alcalde de Bucaramanga.

Pero también anunció que iba a acabar con la alcahuetería de la asignación de vehículos blindados, con escoltas a bordo para uso de los vagos del Congreso, algo muy difícil de lograr porque si los congresistas no aceptaron donar un 10% de sus onerosos sueldos en pandemia, ni tampoco aceptaron que se les bajara su injustificado sueldo, muchos menos van a renunciar al confort de estos vehículos… Además, pobrecitos… ¿Cómo van a viajar a sus fincas o a transportarse con la amante de turno “chicaneando” como cualquier vulgar mafioso de provincia?

Sergio Fajardo por su parte, tampoco convence. En su hoja de vida encontramos que fue alcalde de Medellín en el 2004, fórmula Vicepresidencial en el 2010 y Gobernador de Antioquia en el 2011. Fue además, candidato Presidencial en el 2018, es político,

Periodista y Matemático, supuestamente liberal, pero de los desteñidos porque tiene tendencia hacia la izquierda comunista.

Federico Gutiérrez, el exalcalde de Medellín, es el único de los cuatro que podría llevar a cabo un buen plan de gobierno si la izquierda lo deja, porque no nos olvidemos que a la izquierda comunista nada le sirve. 

Con la idea de hacer una candidatura “cívica, ciudadana e independiente”, Federico Gutiérrez inscribió a finales de agosto el comité con el que consiguió más de 1,5 millones de firmas para avalar su candidatura presidencial.


Las encuestas de intención de voto lo ubicaron en las mejores posiciones dentro de los precandidatos de los sectores de derecha y centroderecha.

Pero, ¿quién es Federico “Fico” Gutiérrez? Nació en
Medellín, tiene 46 años, un pregrado en Ingeniería Civil de la Universidad de Medellín y dos especializaciones, una en Alta Gerencia de la misma institución y otra en Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana.

En su largo recorrido político, muy joven fue consejero Municipal de la Juventud y luego consejero Municipal de Planeación de Medellín. Fue Consultor de la empresa HGI Consultores e Ingeniero Residente en la Compañía Vifasa S.A., concejal de Medellín entre los años 2004 y 2011, en su primer periodo por el Nuevo Partido y luego por el Partido de La U. En 2007 fue elegido con 14 mil votos y en 2008 se convirtió en presidente del Concejo. 

Contrario a lo que afirma Petro, Gutiérrez no se cree un mesías ni un salvador. “Hago esto por vocación y por convicción”, siempre ha afirmado.

Entre 2016 y 2019 fue alcalde de Medellín por el Movimiento Creemos, ganándole con un el 35% de los votos y por un solo punto porcentual al candidato uribista Juan Carlos Vélez. Si uno habla con los antioqueños, muchos lo recuerdan no por sus promesas sino por sus obras.

Petro, el grano podrido de la cosecha

A Gustavo Petro Urrego se le conoce por sus continuas mentiras, por sus fallas como alcalde de Bogotá –la capital que dejó en ruinas–, por la construcción de 100 colegios invisibles, por la compra de vehículos tipo chatarra para solucionar el problema de las basuras en Bogotá, por haber acabado con los comedores infantiles, por no haber movido un dedo para sacar adelante el Metro de Bogotá, y en general, por su ineptitud como gobernante.

Pero gobernantes malos hay muchos, pero malos y a la vez criminales, muy pocos. Y Petro es uno de esos gobernantes que viven y gobiernan para el crimen, para la destrucción, para apoyar el delito y para controvertirlo todo. Con razón se dice que no tiene hoja de vida sino prontuario criminal. Es guerrillero del M-19, tuvo alianzas con Pablo Escobar Gaviria y a ello se debió el asalto y quema del Palacio de Justicia, la toma de la Embajada de la República Dominicana, el robo de la espada de Bolívar, las cárceles del pueblo, donde obtuvo el alias de “El Cacas”.

Hoy la alianza y respaldo de grupos criminales como las farc, el eln, la bacrin, la primera línea, los indígenas mafiosos –de esos que andan en camionetas 4X4 y exhibiendo sus Rolex–, el apoyo de la China comunista, el Foro de Sao Paulo, los violadores, extorsionistas, narcos y asesinos detenidos, y el apoyo además de otras entidades o grupúsculos de izquierda como Fecode (Federación Comunista Depredadora) y las centrales obreras, no le permiten al ciudadano de bien esperar nada positivo de un candidato de este tipo.

Pero aparte de lo anterior, sus propuestas son absurdas: Un tren elevado cuando no pudo solucionar el problema de Transmilenio; acabar con el Esmad para que los milicianos, vándalos y demás organizaciones criminales tomen auge; apoyar el aborto mientras habla de Derechos Humanos; apoyar la JEP, un bodrio anticonstitucional que perdona a guerrilleros y narcos y solo condena a militares y policías; acabar con las pensiones pasándoselas al régimen comunista/socialista que impondría; acabar con las exportaciones de petróleo y otros recursos, cuyos dividendos son los que se utilizan para pagarle el sueldo a los vagos del Congreso; expropiar y acabar con la empresa privada para que sus ingresos y dividendos pasen al régimen, etc. No hay nada positivo en un eventual gobierno de un psicópata como Gustavo Petro.

Sus declaraciones son absurdas cuando afirmó públicamente: “¿Qué exportamos nosotros? Carbón, petróleo y cocaína. Los tres producen violencia, no solo la cocaína. Para sacar petróleo matan comunidades, para sacar carbón dejan morir miles de niños sin agua, y para sacar cocaína es a plomo limpio”.

Afirmaciones más que absurdas, porque en un posible gobierno de Petro, éste aumentaría los cultivos de coca y marihuana como hizo el camarada Chucky Santos. Además, sería perjudicial para él y sus aliados porque el narcotráfico patrocina y financia movimientos de izquierda. ¿Y que para extraer petróleo y carbón se mata?… ¿Y eso no es justamente lo que están haciendo sus aliados de las farc, el eln, las bacrim y los narcoterroristas el Clan del Golfo?

¿Y cuál es el cambio que orece?… ¿Acaso el comercio, los trabajadores y Colombia en general no siguen siendo perjudicados por sus paros y marchas?… Para defenderse le echan la culpa a la pandemia china, pero quemar camiones, bloquear vías, destruir comercios, asesinar indiscriminadamente líderes campesinos y sociales que no comulgan con sus ideas, policías y militares, no tiene nada que ver con la pandemia.

El Sol no se puede ocultar con un dedo y la verdad y los ejemplos que vemos en otros países donde el maldito comunismo/socialista se ha impuesto, no es nada bueno.

En síntesis, no podemos perder lo poco que nos queda: la libertad, la independencia, la Democracia. Hay que saber elegir, aunque lamentablemente los jóvenes ingenuos, los que quieren todo gratis, los que sueñan con vivir sabroso como parásitos, siguen creyendo las mentiras de Gustavo Petro.

Lamentablemente, muchos jóvenes y algunos viejos desinformados, siguen creyendo que el lobo se comió a Caperucita Roja, que sobre el hilo de telaraña se pueden balancear tres elefantes o que la iguana toma café a la hora del té.

* Luis Hernando Granada C, Periodista, Publicista, director de www.visiondeltolima.com y www.literaturaenlinea.com, autor de la Novela “El Imperio del terror” y el libro “La gran farsa de la izquierda” y Gestor Cultural del Tolima.

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