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¿Quién mató a la mujer trans?

La noticia de la muerte de una mujer transgénero se regó a finales de septiembre y los hechos siguen siendo confusos, a tal punto que un conocedor de armas, cuyo nombre nos reservamos por razones de seguridad, da una explicación que bien vale la pena analizar:

El occiso respondía al nombre de Carlos Julio Giraldo Díaz, perteneciente a la comunidad LGTBI y el siguiente es el análisis que hace una persona experta en armas:

“Tomando como base la experiencia, el conocimiento y la pericia en el manejo de las armas de fuego por más de 26 años, estas me acreditan como “conocedor” de los efectos directos en todo tipo de material (blindado, agrumado, vehículos y material humano).

Con el tiempo uno puede perfectamente conocer y hacer diferencia en las consecuencias y efectos físicos posteriores de los diferentes materiales cuando son sometidos de manera directa o indirecta en la trayectoria de un arma de fuego (alta velocidad) de corto, mediano o largo alcance.

Eso no se improvisa. Se estudia, se conoce, se palpa al hacer uso diestro de las mismas en el entrenamiento diario y se conocen sus alcances y consecuencias de manera directa en el área de combate.

Con la información que ya es publica y no hace parte de la de la cadena de custodia en esta investigación, y por ende no hace parte de la reserva sumarial, se conocen las declaraciones de los soldados que, conformaban la patrulla y especialmente a la escuadra de cierre y seguridad del retén donde manifiestan que el vehículo ingresó en la vía donde estaba instalado el retén militar (que cumplía con las correspondientes ordenes operacionales) el cual ingresa en la vía donde este estaba perfectamente instalado, y al percatarse del mismo, gira sobre la doble vía para evitar la requisa y control por parte de la tropa.

La escuadra de seguridad del retén al percatarse de la acción del vehículo y sus ocupantes de eludir el retén, girando en “u” sobre la vía para huir del sitio, a lo cual los soldados salen sobre la vía a hacerle y darle la orden de pare.

El conductor inicialmente permite que la tropa se acerque al vehículo y cuando el soldado se apresura a pedir que se bajaran del vehículo, emprende la huida. El soldado se siente atacado y acciona su arma de fuego contra el vehículo.

Más adelante el vehículo para y sale el conductor con celular en mano a hacer la grabación o registro fílmico donde manifiesta que han matado a su pareja, pero en ningún momento pide, solicita ni implora ayuda. Situación que es totalmente anómala. Lo normal sería que los ocupantes del vehículo asistieran al herido o solicitaran ayuda de la tropa o la comunidad, pero eso jamás queda registrado. Lo que aparece es una filmación donde una persona grita que han matado a su pareja.

No aparece ni la pareja del muerto, ni los otros dos ocupantes asistiendo al herido en la parte delantera del vehículo ni piden a la comunidad asistencia para el mismo. El vehículo presenta un orificio de salida en la parte delantera del techo a la altura del asiento del acompañante.

En la escena aparece el muerto ocupando el asiento del acompañante delantero, recaído de cubito dorsal izquierdo. Sobre el asiento del conductor, con la cabeza reclinada hacia el lado izquierdo y con vestigio de sangre que corre en dirección contraria a la posición en la cual quedó el cuerpo. (situación que no corresponde a la ley física de fluidos). No existe orificio de entrada en la parte trasera del vehículo. Tampoco está roto el vidrio panorámico trasero.

Pese a que en la parte trasera del vehículo iban otros dos acompañantes, ninguno de los dos resulta herido. De igual modo no hay evidencia de exposición de masa encefálica en los siguientes lugares del vehículo, así: Vidrio panorámico delantero, vidrio y puerta delantera derecha la cual corresponde al asiento del acompañante, techo del vehículo, espejo retrovisor, asiento del acompañante delantero, asiento del conductor del vehículo. Situación totalmente antinatural desde el punto de vista de la física natural.

Lo normal de un cerebro al recibir un impacto de un proyectil de alta velocidad, es vaciar la bóveda craneal y exponer la masa encefálica en el recorrido del proyectil.

Esta situación no está presente en la escena, y esos indicios en la escena del crimen dejan más dudas que respuestas. Uno de los acompañantes había sido capturado en la misma zona el pasado mes de julio, cuando transportaba marihuana en una volqueta.

El periódico El Tiempo circula de manera intencionada que Carlos Julio, había sido objeto de discriminación por parte de oficiales por la condición de ser un transgénero.

Aquí mi lectura de este asunto, es que en el vehículo transportaban a Carlos Julio ya muerto. Entraron en la vía del retén y al verse enfrentados con la autoridad emprendieron la huida. No contaban que al girar sobre la vía saliera la escuadra de seguridad a no permitir su avance en la huida.

El disparo que hizo el soldado fue escorado hábilmente por quienes transportaban el cuerpo sin vida de Carlos Julio y montan el show que hasta la fecha conocemos, y a quiénes les debieron someter al “espectrofotómetro” (exámen de absorción atómica para determinar qué no hubieran disparado un arma de fuego) era al compañero sentimental y a los dos acompañantes”.

Sobre lo relatado anteriormente y lo expuesto en los medios de comunicación queda mucho por corroborar, pero estamos en Colombia, un país donde  las autoridades son obsoletas en materia de investigación. Está comprobado en la investigación de la muerte de Luis Carlos Galán Sarmiento, Álvaro Gómez Hurtado y muchos más. Lo único que se sabe, pero poco importa, es que la idea es condenar al gobierno, al Ejército, a la Policía, a través de acciones, principalmente de la izquierda.

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