Escribe: William Calderón Zuluaga.-

Semana de pasión y a don Felipe, que Dios lo guarde.- La salida masiva de su trinchera, nido de los más conspicuos francotiradores del régimen en cabeza de María Jimena Dussan, alborotó el cotarro de periodistas, comunicadores y gentes del común relacionados con la Revista Semana…
Consejas van y vienen, y chismes en la penumbra de la pandemia bogotana.– El rey Felipe, “que Dios guarde”, inteligente, frío, calculador, tímido y distante, hasta odiado y admirado, igual que temido, venía hace tiempo, con precisión minuciosa de avezado ajedrecista calculando todo movimiento, socarrón y divertido en sus audaces jugadas.
Primero lo primero.- Él siempre, gozando y especulando, con los sucesos de la política, casi que ajeno a esa histórica tradición de su familia, pese que, como en el Romance Lorquiano es “hijo y nieto de camborios”, descendiente del artesano rebelde don Ambrosio, nieto de un héroe nacional, dos veces Presidente Alfonso López Pumarejo, hijo de un ilustre y admirado expresidente, Alfonso López Michelsen, a diferencia de sus dos hermanos, juega con la política, pero jamás la ha vivido en primera persona y su prioridad no es esa competencia ni el periodismo sino los negocios…
Los hijos del ejecutivo.- Quienes conocen la entraña lopista, los lopólogos, al estilo de Álvaro Tirado, el gran historiador, coinciden en una cosa. De los herederos de la casa López, Alfonso, con quien compartí en La Barbería de Calderón en más de una ocasión, quiso parecerse a su padre, y ser Presidente como él. Se preparó para esa ambición, pero la fortuna política le fue ajena y terminó refugiado en la diplomacia en todos los gobiernos de los últimos 40 años… Juan Manuel, (Juan malo) culto, estudioso, rebelde con causa, quien también fuera invitado de honor a mi Barbería en distintas ocasiones, quiso parecerse al gran López Pumarejo. Es columnista de varios periódicos y revistas, pero jamás de Semana, tertuliano, un hombre talentoso frio y divertido… Pero don Felipe, solo quiso parecerse a Don Pedro A. López, banquero y hombre de negocios que se inició en el mundo de las finanzas en la colonial Honda, a orillas del río grande de la Magdalena.
Vio lo que venía.- Consciente de la dificultad económica y de influencia en sus escritos, desbordados por la sociedad digital, vio lo que venía, vendió parte esencial de sus acciones en Semana a los poderosos Gilinski, y ahí comenzó el principio del fin de su aventura periodística que, nació luego de la presidencia de su padre. Felipe con quien tuve el gusto de compartir un inolvidable momento un 13 de marzo de 2019, mantuvo siempre un poder extraordinario tanto que no se podía sobrevivir sin Felipe López, adulado con una timidez calculada… Don Felipe, reinó por cuatro décadas. Con marmórea frialdad, don Felipe, vio otra vez lo que venía.
El calculador.- Su revista se había convertido en un “escampadero” de acérrimos enemigos de Uribe y de Duque, cosa que les repugnaba a sus nuevos socios… y Felipe, incómodo, recordó la frase del paradigmático Julio Mario: “Jamás hagas una sociedad si no tienes el 51% de sus acciones”. Y vendió sus restos, bien vendidos a sus socios los Gilinsky… En el comunicado estos dicen que don Felipe, deja de ser accionista, pero que seguirá con funciones editoriales. Quizá las mismas que los españoles, primero y Sarmiento Angulo después, les ofrecieron a los Santos cuando les compraron El Tiempo, y luego uno a uno, los fueron sacando del gran diario, y hasta borraron de la bandera el nombre del Tío Eduardo, el fundador, sin que sus felices herederos dijeran ni mu.
¿El poder para quién?.- A diferencia del filosófico interrogante del maestro Echandia, la gente se pregunta para quién será el poder de los nuevos dueños de Semana? Para el beneficio de su poder económico y, para goce del gobierno y el Centro Democrático. Estos son los únicos reales ganadores del cambio de dueño de Semana… Fin al gris y escuálido imperio Alejandrino y comienzo de la moderna era Vikinga. La valiente, audaz y talentosa Vicky Dávila, tiene ya un mundo por conquistar, con el arrojo, el ímpetu, su probada capacidad de periodista y de hábil investigadora.
Los viudos del poder.- Los huérfanos, y la viuda del legítimo y plausible cambio institucional, pretenderá buscar cupo en los Danieles, Vladdo hará dibujos en su solitaria mesa de “Il Pomeriggio”. Y el trivago Galán, consolará a Alejandrito, que en su final, de aprendiz director, se quedó viviendo de la grandeza de su padre …. Y “nuestro Rey Felipe, que Dios guarde”, multiplicando sus cuentas en los EE. UU., en sus largos almuerzos de Pajares, como el fantasma de la historia, se reirá en sus largas y deliciosas tertulias, recordando que un día, rodeado de obsecuentes y adulones, amigos y amigas dictaba gozoso confidenciales para joder a alguien.
La valiente heroína.- La valiente heroína del nuevo periodismo de investigación Vicky Dávila, en tanto, pondrá a prueba su habilidad, su audacia y su talento, haciendo llorar de ira a don Juan Manuel Santos, sus corifeos, áulicos, zamacucos, incordios, alzafuelles, y los desesperados viudos de un largo poder que, duró muchos años, y finalmente, murió en una Semana.
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