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Universidad del Tolima: cuatro años después (I)

Escribe: Carlos Arturo Gamboa B.*

Parece que hace mucho tiempo se vivió una crisis en el Alma Mater de los tolimenses. Eran tiempos de cierres, debates, derechos de peticiones, tutelas, demandas, marchas, arengas y huelgas.

Tiempo de cesación de pagos a docentes de planta, catedráticos y trabajadores.

Tiempos en los cuales se suspendieron todos los derechos sindicales. Tiempos de persecución y procesos disciplinarios. Tiempos de largos cierres del campus. Tiempos de sobrecontratación de personal, de fiestas y agasajos con dineros públicos. Tiempo de obras frustradas, elefantes blancos dignos del zoológico de lo público.

Parece un tiempo distante, pero en verdad es reciente. Transcurrían los años entre 2015-2016. El Gobernador del Tolima, Delgado Peñón, amigo de la administración de turno de la UT (Herman Muñoz), terminó por pasarle una cuenta de cobro por 30 mil millones a la UT. Menos mal era “amigo”. El ciclo se cerró con un déficit que bordeaba los 24 mil millones.  

Fue un tiempo en que vimos el Ministerio de Educación Nacional afilar sus garras para intervenir la UT. Afortunadamente los estamentos se unieron y lo impidieron, aunque la apuesta de los directivos de entonces era la aplicación de la Ley 550. Hoy muchos de esos antiguos directivos se pasean por el campus y se dicen defensores de la Universidad Pública. Las máscaras también son cómplices del olvido.

Oscar Wilde solía decir que: “Si nunca se habla de una cosa, es como si no hubiese sucedido”; por eso quiero volver a recordar. Quiero volver a hablar. No solo los hechos de esos tiempos idos, los cuales muchos relegan por comodidad y complicidad, otros porque ya no están (muchos estudiantes graduados) y otros porque no estaban (estudiantes nuevos).

Quiero hablar de cómo la Universidad del Tolima cruzó el largo túnel de la crisis y hoy se asoma a la luz de nuevos retos. Quiero hablar de esos logros, de esas luchas, de esas apuestas, de los aciertos y los desaciertos, de lo que nos depara el presente, que ya sabe a futuro.

En estos cortos textos que difundiré periódicamente, haré el ejercicio de la memoria. Para inventariar el pasado reciente se necesita la palabra y a eso me dispongo. La Universidad del Tolima está hecha de crisis, desde su parto mismo, como lo recuerda la profesora Beatriz Jaime en su libro: Fragmentos de memoria. Luchas, tragedias y vidas que forjaron la Universidad del Tolima.

Ignorar el pasado es como viajar en una barca a la deriva. En tiempos cuando la información es artefacto de engaño, ocultar la verdad es una estrategia que moviliza la estupidez y el oportunismo. Debemos recordar, alertar la memoria para no caer en los engaños y poder dibujar una ruta para la Universidad del Tolima, que contenga el germen de las luchas pasadas, las luchas presentes y las luchas por venir.

* Docente Universidad del Tolima

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